Su alocución partía de la madrugada del Viernes Santo, lapso de "paz interrumpida apenas por el sonido del torralbo, sueño que acaba a golpe seco de tambor porque ha llegado la hora"
Para Gonzalo Beato Cantizani, hermano mayor de la corporación del Viernes Santo, "la santería es un signo claro de nuestra identidad, la aportación cultural más genuina y más auténtica de Lucena".