¿El juego democrático consiste en jugar con nuestros votos?

09 de Junio de 2011

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Loslucentinos que, aun sin simpatizar demasiado con los procederessocialistas, votaron al alcalde en funciones José Luis Bergillos, ahoradisfrutarán de Juan Pérez como líder; los ciudadanos de la hermosaciudad de Lucena que eligieron al Partido Socialista Obrero Español porsus ideales contemplarán un programa de gobierno impregnado por lospostulados de Izquierda Unida; los habitantes del enclave más importantede la provincia de Córdoba que apostaron por Izquierda Unida, valorandounos principios verdaderos de izquierdas, se encontrarán con tresconcejales comunistas instalados en el poder aplaudiendo los vaivenesdel PSOE y, finalmente, aquellos lucentinos que con su sufragio auparonal Partido Popular a ser la fuerza con más apoyos tendrán queconformarse con sumar concejales en la oposición. ¿De verdad votamos ofue una ilusión? Los políticos a menudo se olvidan de que la democraciatiene su base en el pueblo, ellos son representantes de los ciudadanos.

Estees el panorama en el que, actualmente, navegamos los lucentinos. Ellunes al anochecer se hizo pública la renuncia de José Luis Bergillos.Ni siquiera recogerá su acta como concejal en el Ayuntamiento de Lucena ysegún sus propias palabras volverá a ejercer de profesor de secundariaen el I.E.S Juan de Aréjula. Me suelo conmover con las emociones ajenas.Por ello, observé la rueda de prensa de despedida de Bergillos concierta nostalgia. Aludió a motivos personales para adoptar estadecisión. Sin duda que habrán influido. No obstante, las idas y venidasdel pacto de gobernabilidad con Izquierda Unida, la pérdida estrepitosade votos y la posible visita a oscuras de Griñán a Lucena pueden haberprecipitado esta retirada a tiempo.

Taly como se ha reestructurado el paisaje electoral en Lucena, aunque seauna mera utopía, lo más lógico sería repetir las elecciones. El debateconsistente en dilucidar si en unas elecciones locales se vota a lapersona –solamente al número uno- o al partido me parece ya un pocopesado. Es imposible descifrar lo que piensa cada votante. En todo caso,me aventuro a pronosticar que se conjugan ambos aspectos. Lo que sí esun hecho objetivo es que en los carteles que adornan con mal gusto lasciudades durante la campaña electoral tan solo aparece el candidato a laalcaldía y la marca de su partido. Por ejemplo, a los debatespre-electorales en Videoluc TV o Radio Lucena sólo acudieron losprimeros espadas. Que yo sepa en ninguno de ellos intervino Juan Pérez.Juan Pérez se convierte así en el Andrés Ocaña lucentino. Tendría quemirarse cómo ha terminado su compañero de táctica.

Yalo escribí después del 22-M. Las palabras de Juan Pérez a la conclusiónde la jornada electoral me parecieron correctas, acertadas y ajustadas ala realidad. Es más, se trata de un político en el cual la honradez esla base de su modus operandi. El problema no es éste. La cuestión es que los ciudadanos han votado aBergillos y Bergillos ha dicho adiós. ¿O es que nadie ha escuchado porlas calles de Lucena la proclama de algún vecino asegurando: “yo no miroal partido, yo voto a José Luis”?

Eltodavía alcalde en funciones tendría que haber dado el paso antes. Enel caso de que se encontrara cansado y sin ilusión alguna el abandonodebería haberlo anunciado allá por febrero o marzo. Y si los resultadoselectorales han sido decisivos, se debe a sus votantes. Un político hade afrontar de igual grado el poder y la oposición. Finalmente, parahaber alargado su humildad y su condición de demócrata, en la rueda deprensa que protagonizó para desertar hubiera sido de justicia dar unpaso adelante y dejar el gobierno local en manos de Manuel Gutiérrez.

Porsuerte, no pertenezco a ningún partido político, ni de lejos. Estehecho me concede una libertad absoluta, libertad de la que suelencarecer aquellos que viven encorsetados dentro de alguna telarañaelectoral. Los últimos movimientos del PP para acceder al poderbarajando incluso co-gobernar con el PSOE en un periodo bienal sonrequiebros reprochables. No se puede criticar con vehemencia y, en lamayoría de los casos, con razón las políticas socialistas para,posteriormente pensar en un acuerdo. Aquellos que votaron al PP,seguramente, prefieran a un partido fuerte en la oposición que a unaformación hilvanando pactos imposibles con el PSOE. Tampoco me agradó elapoyo popular a las manifestaciones que pudieran convocarse. La mayor ymás sana manifestación de cada ciudadano es depositar su papeleta. Elsábado a las doce de la mañana se constituye el Consistorio lucentinocon un futuro para Lucena todavía muy difuso. ¿Habrá más sorpresas?

Manuel González García
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