Soy de extrema derecha y también de la caverna

25 de Octubre de 2011
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En España ocurre con frecuencia que si no comulgas con la corriente de opinión que valida un amplio sector político, mediático y cultural, los calificativos despectivos te llueven y eres una extraña especie por el único motivo de pensar diferente.

Tras el último comunicado de la banda terrorista ETA, los estrategas, sobre todo socialistas, de este país se apresuraron en idear una posición única para valorar estas palabras de los etarras siempre manchadas de sangre.

Lo que debíamos pensar cada español es que ETA está hundida, que este movimiento ha sido motu proprio y que hemos de alegrarnos y felicitarnos por estas letras tan novedosas y definitivas. Cualquiera que se atreva a desviarse mínimamente de estos principios ha de ser censurado y relegado a la más dura indiferencia. Y, por último, a la persona que difiera de estos postulados se le etiqueta con el título de extrema derecha.

Pues bien. Este humilde periodista en construcción considera que no aprecia diferencias entre el último texto de ETA donde se hablaba de permanente y el de ahora que expresa el cese definitivo. ¿Qué distingue a permanente de definitivo?

También pienso libremente que el gobierno socialista y los etarras nunca han dejado de negociar. Es cuanto menos sospechoso que esta determinación de ETA llegue justo un mes antes de las elecciones. El propósito de los del puño y la rosa ya ha dado a luz. ¿Qué espacio ocupa ahora en los medios la situación económica de España? Los socialistas siempre han reprochado a los populares la utilización que hacían del terrorismo como arma electoral. ¿Esto ocurre ahora o vivo en un mundo extraterrestre?

Me hubiera agradado que tanto Zapatero como Rajoy, incluso Rubalcaba, declararan tras el anuncio de ETA que, en cualquier caso, y haga lo que haga la banda terrorista, el estado español no va a negociar nada con ellos, su lugar está en las cárceles.

Estimo que las víctimas del terrorismo etarra tendrían que haber sido tenidas en cuenta. No fueron invitadas a la farsa de San Sebastián del pasado lunes ni ningún político se ha dirigido a ellas para saber qué piensan. Lamentable. Por cierto, los políticos jubilados que acudieron al Palacio de Aiete podrían haber valorado entregar los cientos de miles de euros que recibieron a los maltratados por ETA. Todavía pueden considerar este bonito detalle.

Si el gobierno español no pacta con ETA alguna contrapartida ¿seguirá el cese siendo definitivo? El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, se mostró feliz y protagonizó una intervención plana tras la noticia proporcionada con ETA. Esgrimió que es una noticia positiva porque no ha habido concesiones. ¿Está usted seguro de que no las habrá? ¿Y Bildu? ¿Y Sortu? ¿Y Amaiur? Posiblemente, el líder gallego no quiso ser extremadamente duro y firme por el susto a perder sufragios. Señor Rajoy, los principios siempre por encima de las circunstancias.

En su última mentira, ETA legitima sus atentados y sus actos terroristas. “La lucha de tantos años nos ha traído hasta este momento”. No entregan las armas, no piden perdón, no se disuelven y proponen situarse al mismo nivel que dos estados como Francia y España.

Zapatero indicó en el año 2008 que sólo consideraría algún cambio en la política terrorista en el instante que ETA anunciara el fin del fuego y la entrega de armas. El portavoz del gobierno del GAL, Alfredo Pérez Rubalcaba, tildó a las actas internas de ETA como “bazofia” y sentenció que “ETA siempre miente”. ¿Y ahora? ¿Interesa cambiar de pareceres? No se rían y no intenten engañar más a los españoles, por favor. Todavía hay más de trescientas acciones terroristas de los etarras sin resolver. ¿Van a colaborar con la justicia?

Lo más lógico y coherente que habría de haber hecho cada español es no prestar la más mínima atención a la enésima intervención de los encapuchados. Dicha comparecencia la concluyeron con el brazo en alto y gritando su independencia. Desgraciadamente, estoy convencido de que el mundo abertzale está más fuerte que nunca. Han conseguido la internacionalización del “proceso” y esperan con ansia la adorada negociación política.

Si por pensar de este modo, y no subirme al vagón del pensamiento único me tachan de extrema derecha y de vivir en la caverna, pues entonces soy de extrema derecha y habito en la sombra.

Manuel González García
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