Saber conducir es indispensable para trabajar

En España hay casi veintiséis millones de conductores, según las estadísticas más recientes, referidas al año 2019.

04 de Junio de 2020

El setenta por ciento de los españoles poseen el carnet de conducir tipo B1, que es para turismos. No fue ideado como licencia profesional, o al menos no fue creado exclusivamente para esto, sino más bien para un uso particular y privado. Sin embargo, tener esta licencia como mínimo es tan importante como cualquier otro conocimiento necesario para el desempeño de un trabajo en la sociedad moderna.

Saber conducir es indispensable para trabajar porque la sociedad actual exige que sus profesionales tengan capacidad para desplazarse con independencia y rapidez, sin estar a expensas de los medios de transporte públicos, de sus horarios y de sus itinerarios. No obstante, la necesidad de que haya autoescuelas en Murcia y en otras regiones de España es mayor que la que puede haber en otras zonas, con grandes concentraciones urbanas y alta densidad de población.

Dos claros ejemplos de estas grandes concentraciones urbanas son las encabezadas por Madrid o Barcelona. Cada una de ellas está rodeada por un gran número de ciudades de menor tamaño, pero igualmente superpobladas, que componen lo que se suele denominar el "cinturón metropolitano".

Estas "megalópolis" tienen unas características tan específicas y diferenciadas del resto de ciudades de nuestro país, y ofrecen tal complejidad de funcionamiento, que con frecuencia los poderes públicos se plantean si sería necesario crear una Ley de Grandes Áreas Metropolitanas, que tratase de poner orden en las interacciones cotidianas de todas las urbes que las componen, o "ciudades satélite".

 

Diferentes tipos de carnet

En España existen distintos tipos de licencias para conducir, en función de su finalidad. Hay carnets que capacitan para un manejo profesional de vehículos destinados al servicio público, como los taxis o los autobuses de transporte de personas; o camiones y furgonetas para el transporte de mercancías; o de animales; o de materiales peligrosos, etc…

La inmensa mayoría de los permisos de conducir (un setenta por ciento, aproximadamente) se expenden para manejar coches normales destinados al uso familiar y privado. Estos carnets, que son los de tipo B, no fueron pensados originalmente para el uso profesional de la conducción. Sin embargo, en la actualidad es cada vez más necesario estar en posesión de ellos para poder desarrollar cualquier tipo de trabajo.

Se trata de una necesidad generalizada en todos los países de nuestro entorno. Pero resulta tanto más imperiosa tal necesidad en función de la densidad de población, las infraestructuras, la orografía y las distancias entre los núcleos urbanos de las distintas regiones de España.

 

El caso de Murcia

Es aquí donde el concepto de autoescuela Murcia o de cualquier ciudad menos masificada y con una densidad de población diluida en el territorio reviste especial importancia. En estas ciudades y regiones, para cualquier actividad es preciso desplazarse con frecuencia de una pedanía a otra, o de la capital misma a las pedanías o pueblos de alrededor, y sin la posibilidad de conducir un coche sería imposible ejercer ninguna profesión.

El caso de la Región de Murcia es paradigmático y por eso insistimos en él. Murcia capital posiblemente sea el término municipal más diseminado de España, compuesto por pequeños núcleos de población o pedanías, repartidas por toda la gran huerta que rodea la capital. Es en estos pequeños núcleos y pedanías donde tradicionalmente ha vivido siempre la mayoría de los habitantes del municipio capitalino murciano, por encima de los que se concentran como residentes de la propia capital.

En todas las regiones en las que el medio rural ocupa una extensión de territorio igual o superior a la del hábitat urbano es necesario el coche para desplazarse. Da lo mismo que la región sea pluriprovincial, como Castilla y León o Andalucía, que uniprovincial, como Murcia, Asturias o la Rioja.

 

La movilidad es clave

En todo caso, tanto para los profesionales de las grandes urbes como para los que ejercen en las ciudades con menor densidad de población la movilidad es un factor clave para poder realizar eficazmente su trabajo. De hecho, raro es el formulario de una oferta laboral que no pregunte a los candidatos si están en posesión del carnet de conducir y cuántos puntos tienen en él.

Las repercusiones socioeconómicas del carnet de conducir son enormes y las generaciones más jóvenes deben de concienciarse de ello, pues los viajes y desplazamientos entre ciudades y regiones, e incluso entre países como los del Espacio Schengen Europeo (territorios libres de las fronteras internas entre países miembros de la Unión Europea) están a la orden del día.

Hoy es tan normal viajar de Madrid a Valencia o Sevilla, o de Murcia a Alicante o Almería, como trasladarse desde Murcia hasta Lyon o Niza, en Francia, o de Barcelona a Turín, en Italia. Y ésta es una realidad que no podrán eliminar ni siquiera las restricciones temporales extraordinarias de movimientos de personas a causa de la pandemia del coronavirus.

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