La esperanza en una trasformación sustancial solo se ha prolongado por unas horas. Juan Ramón Osuna Llamas, al que en un principio se le consideró sucesor de Eduardo Bouzón como máximo dirigente del Lucena CF, se define como un "presidente ficticio". Este profesional del sector de la construcción –actualmente jubilado- y natural de la localidad cordobesa de Moriles, asegura que su misión es la de actuar "como intermediario" entre el mandatario madrileño -quien sigue figurando como administrador principal- y el municipio de Lucena. Por otro lado, y en relación a los impagos que obstruyen la viabilidad del club -como los más de 300.000 euros que exige la Seguridad Social-, afirmaba este viernes en Cadena SER Lucena que su estilo es distinto al de satisfacer déficits. "Yo no asumo deudas de nadie", sentenció.
Con todo ello, se esfuma precipitadamente cualquier perspectiva positiva referente a la liquidación de la deuda de más de 7.000 euros que el Lucena mantiene con la Federación Andaluza de Fútbol y que imposibilita la tramitación de fichas para nuevos futbolistas. La aportación de Osuna se limita a "buscar personas que se impliquen para cubrir esa cantidad". En todo caso, Rafael Carrillo entrenador de la escuadra azulona, ha ratificado su intención de dimitir –ya lo hizo verbalmente el pasado lunes, aunque finalmente aceptó seguir hasta el domingo- si no se cancela, de forma inminente, el pasivo acumulado en el organismo autónomo. De este modo, y salvo que se produzcan soluciones urgentes y consumadas, Falete podría dirigir su último partido como técnico del bloque lucentinista este domingo, a las 12:00 horas, en el duelo que protagonizará el Lucena y el Coria en el recinto deportivo anexo al Polígono de los Polvillares.
Juan Ramón Osuna únicamente se compromete a "ayudar" al Lucena y admite que hasta la mañana de este viernes no supo la verdadera situación económica de la entidad. "Me he enterado por los medios de comunicación que están más informados que un ciudadano de a pie como yo; todas las deudas que arrastra el club las desconocía y me he quedado pillado".
Asimismo, aseveró que no ha firmado ningún documento y que el acuerdo con Eduardo Bouzón es verbal. De hecho, la web oficial del Lucena no se ha reflejado ningún cambio en la cúpula. No obstante, señala que su propósito es "intentar salvar" al Lucena y colaborar con el presidente "para que no se hunda" el equipo.
"Yo puedo dar mi tiempo y apoyo" recalca Juan Ramón Osuna, quien reconoce ser "amigo" de Bouzón con quien "toma copas de vez en cuando". "Yo me ofrecí a coger el club porque le dije que estaba muy mal visto en Lucena y para limpiar un poco la imagen".
Una de las primeras medidas que se adoptarán, según las palabras de Osuna, es contratar a un contable para que analice y se encargue de las cuentas del club. Asimismo, demanda más presencia de seguidores en un campo de fútbol al que acudirá este próximo domingo "para controlar" si la "afición se vuelca con el Lucena".
Esta la coyuntura actual que experimenta el Lucena Club de Fútbol. Una institución deportiva de 47 años de historia a la que diferentes acciones, obras y omisiones han conducido a un túnel con una salida cada vez más estrecha.
