Se esperaba mucho de esta borrasca bautizada como Celia, sobre todo a nivel de precipitaciones, pero al final ha sido el manto de polvo sahariano que trae consigo lo más destacado y comentado de esa sucesión de frentes que vienen descargando sobre nuestra ciudad y buena parte del país desde el pasado sábado.
Lucena, como buena parte del país, se ha despertado este martes bajo un cielo cubierto de color amarillento y una suave capa de polvo rojizo cubriendo coches, calles y patios a medida que se fue secando el rastro de las lluvias registradas durante la noche y la madrugada.
Aunque sin alcanzar la intensidad de color que ha dejado la calima en el suroeste en provincias como Almería o Murcia, el polvo en suspensión que arrastra la borrasca ha sido hoy el principal argumento de conversación entre los lucentinos, que en algunos casos –sobre todo aquellos que arrastran problemas respiratorios– también han notado el empeoramiento de la calidad del aire, traducido en una mayor dificultad para respirar, cierta sequedad en la garganta e incluso picor de ojos.
Dice la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) que se trata de una episodio extraordinario de calima que alcanzará su punto álgido este miércoles, por lo que todo apunta a que mañana seguiremos en las mismas.
¿Y las lluvias? Pues lo que debería ser más importante –las deseadas precipitaciones– están siendo por el momento más moderadas de lo que cabía esperar. Según el perfil de Twitter Lucena Meteo hasta ayer se habían recogido en nuestra ciudad algo menos de 50 litros por metro cuadrado, una barrera que se superará ya sobradamente con las lluvias de esta tarde y que se incrementará durante el miércoles. La jornada más lluviosa de este episodio fue la del lunes –con un acumulado de 30,5 mm.– y la web eltiempo.es estima que en las próximas horas podrían recogerse otros 20.
Las lluvias tampoco están siendo especialmente generosas en la comarca y el Pantano de Iznájar apenas registra hoy 3 hectómetros cúbicos más de agua que la semana pasada –un 0,3 por ciento más–. Este martes el embalse dispone de 256 hm3 de agua, que suponen un 26,10 por ciento de sus 981 hm3 de capacidad. El año pasado en estas mismas fechas tenía un 37,10% y la media de la década es del 65,32%, lo que da una clara idea de la importancia de la sequía que venimos padeciendo y que parece que este capítulo de lluvias tampoco van a paliar de forma importante.
