Diversidad funcional: Espacios para superar retos y olvidar etiquetas

23 de Agosto de 2021
 Una clase del centro de formación Zuhaira
Una clase del centro de formación Zuhaira
La vida les presenta grandes retos y la sociedad se encarga de etiquetarlos. Las personas con necesidades especiales saben qué significan estos estigmas y luchan a diario por superarlos. Según el foro de Vida Independiente y Divertad, comunidad constituida para la lucha por los derechos de las personas con necesidades especiales, el término "diversidad funcional" surge como alternativa positiva a los términos "discapacidad" y "minusvalía" empleados hasta ahora. La diversidad funcional se define como "la diferencia de funcionamiento de una persona para realizar las tareas habituales". Ésta incluye dificultades físicas, intelectuales o multisensoriales.

A nivel público, la Ley General de Discapacidad recoge, entre otros, los derechos a la atención integral, la educación y el apoyo para la actividad profesional que se imparten en los centros escolares, ocupacionales o de educación especial. Las administraciones públicas deben asegurar un sistema educativo inclusivo en todos los niveles mediante el apoyo y los ajustes académicos necesarios.

Sin embargo, conforme la edad avanza, los recursos se van diluyendo hasta que, pasados los 21 años, estos quedan limitados y tienen que ser asociaciones y empresas las que ocupen ese espacio formativo. Muchos padres aseguran que en muchas ocasiones los recursos no son suficientes ni están bien aprovechados.

Maika, Vicky, Eva, Manuel, Alberto, Alejandro, Carmen o Diego son jóvenes lucentinos que necesitan una atención especial. Su proceso de aprendizaje y de adaptación debe adecuarse a las circunstancias de cada uno.

Pese a sus dificultades, Alberto prepara las oposiciones para auxiliar de enfermería, a Vicky le gustaría cuidar niños y Manuel quiere ser rapero o electricista. Para conseguir estos objetivos, estos alumnos necesitan unas opciones de aprendizaje en las que el tiempo se adapte a sus circunstancias y condiciones. Junto al trabajo que se hace desde el ámbito escolar, en nuestro entorno existen diferentes centros que ayudan a estos alumnos y a sus familias en su desarrollo, tanto desde el ámbito público con el centro de atención temprana, como a través de asociaciones o fundaciones como Amara, ANNEs o Fepamic y de diferentes empresas privadas.

ludoteca verano 1

Algunos alumnos en la ludoteca de verano municipa durante una reciente visita institucional. Archivo

En Lucena una de las opciones en el ámbito privado es el centro Zuhayra, que nació para la formación y rehabilitación neuropsicológica de personas con diversidad funcional. Cada día trabajan para lograr su mejora laboral, cognitiva, social y emocional y su objetivo, como dice Rocío Barranco, su directora, es mejorar su calidad de vida.

Su equipo trabaja de forma individualizada las particularidades de aprendizaje de cada alumno. Cada persona y momento necesita la adaptación de las rutinas para mantener su avance.

El tiempo vuelve a ser relativo en cada terapia y son las necesidades de la persona las que dictarán el trayecto. Para las empresas como Zuhayra, su meta es que estos chicos y chicas se sientan útiles y motivados pese a las etiquetas que existen. "Queremos que se vean integrados y se motiven", afirma Rocío.

 

LUDOTECA MUNICIPAL

Implantada hasta ahora para el periodo estival, pero con vocación de mantenerse durante todo el año, según avanzó hace unos días la edil de Servicios Sociales, Carmen Gallardo, otra alternativa, desde el ámbito público, es la ludoteca municipal de verano en colaboración con la asociación de minusválidos "Frasquito Espada" (AMFE), que trata de ser de lugar de respiro para familias con necesidades especiales. Su proyecto está orientado a la parte social y cognitiva de los alumnos, según explica su monitor Fernando Egea.

Con 12 alumnos y 4 monitores se desarrollan talleres de ocio, deporte para su mejora física o actividades en el entorno para mejorar sus habilidades sociales. Una mezcla de acciones que pretenden lograr el desarrollo completo de la persona. Para la ludoteca, la atención de estos alumnos deberá contar con una parte individualizada y otra en grupo, en la que la labor de integración es fundamental.

Como menciona Juan de Dios Vallecillo, presidente de AMFE, la iniciativa, que cumple más de 10 años, repite alumnos cada verano, una buena señal de aceptación. "La experiencia nos dice que se lo pasan bien, que crean vínculos que son necesarios para cualquier persona".

El próximo otoño, el Ayuntamiento, de forma conjunta con AMFE, la asociación ANNEs y Autismo Lucena, continuarán el proyecto durante los meses escolares. Una iniciativa en la que insistirán en la misma integración y asistencia a las necesidades de estos alumnos.

El aprendizaje de estos alumnos y la labor de los centros se han visto alterados por el temor de algunas familias a los contagios por Covid-19.  Fernando Egea explica que el funcionamiento del centro no ha variado: "La Covid ha producido miedo, pero yo quiero hacer una llamada de tranquilidad porque se mantienen todas las medidas sanitarias".

La labor de estos centros es esencial en el desarrollo de las personas con diversidad funcional. Sus objetivos son visibilizar y concienciar de que, pese a la diversidad que nos rodea, solo son necesarios recursos y lugares en los que el tiempo se mida de forma individual, circunstancial y sin etiquetas. "Ser conscientes de que somos personas que queremos lograr las mismas ilusiones, inquietudes y necesidades", dice Juan de Dios Vallecillo.

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