Opinión: "Campaña electoral", por José Antonio Sánchez

El  primer debate entre los candidatos a la presidencia de la Junta, con representación en la cámara, estuvo sobrado de acusaciones, falto de análisis de propuestas por parte de los dos partidos mayoritarios presentes en el plató y desde fuera se unió la arrogancia de la candidata de Podemos diciendo que era un debate de los que no iban a gobernar

16 de Marzo de 2015
 Opinión: "Campaña electoral", por José Antonio Sánchez
Opinión: "Campaña electoral", por José Antonio Sánchez
El  primer debate entre los candidatos a la presidencia de la Junta, con representación en la cámara, estuvo sobrado de acusaciones, falto de análisis de propuestas por parte de los dos partidos mayoritarios presentes en el plató y desde fuera se unió la arrogancia de la candidata de Podemos diciendo que era un debate de los que no iban a gobernar.
 
Tenía razón  Doña Teresa Rodríguez en reclamar su presencia en el debate, ella y el resto de formaciones que concurren a los comicios; la pregunta es, ¿por qué no acude al día siguiente, para ella  solo es importante debatir con el PP y PSOE …?. Dª Teresa, junto con algunos más de su formación, ha tenido un ataque de soberbia, que contrasta con la sencillez de Antonio Maíllo  quien varias veces durante la noche utilizó la palabra humildad. De los 109 escaños del parlamento, a Podemos le otorgan 22 la encuesta del CIS y 24-25 el último observatorio de la Cadena SER, lo que no parece suficiente para negarles a los demás la posibilidad de gobernar. ¡Cuidado!, ¡cuidado!, que en Andalucía estamos más por las propuestas constructivas que por las ocurrencias airosas.
 
Volviendo al plató, Antonio Maíllo puso sobre el escenario, entre otras,  dos cuestiones de calado que sus acompañantes obviaron creyendo que sería más interesante deslizarse por la senda del reproche y las vergüenzas de la corrupción.
 
Cuestión uno. Creación de una banca pública en Andalucía que pueda tomar dinero del Banco Central Europeo y dar crédito a familias, autónomos y PYMES. Hoy la banca privada obtiene el dinero del BCE al 0,05% y lo presta a los ciudadanos y PYMES, cuando lo hace, por encima del 6%. Pero lo que es más sangrante, en julio de 2012 (en el mes anterior España había pedido un rescate de cien mil millones de euros), los bancos compraban deuda del Estado al 6,8% (bonos a 10 años) con un dinero que obtenían del BCE (dinero de todos los contribuyentes) al 0,75%; ¡negocio redondo y seguro!, ¿para que se iban a complicar con préstamos a familias y PYMES?. Juzguen ustedes, ¿Vale la pena discutir la creación de una banca pública andaluza?.
 
Cuestión dos. Maíllo se posicionó en contra del tratado de libre comercio entre Unión Europea y los Estados. Hay varias razones para ello:
La primera es el secretismo con el que se están llevando las negociaciones entre las partes, (el tratado comenzó a gestarse el 12 de febrero de 2013 con el anuncio del Presidente Obama durante el discurso del Estado de la Unión), y aunque Bruselas prometió transparencia, la situación actual,  es que prohíbe a los parlamentarios hablar de la información a la que tienen acceso, sólo pueden leer en una sala segura, sin dispositivos electrónicos ni bolígrafos, y siempre bajo vigilancia y durante un periodo máximo de dos horas; de hecho, tampoco pueden acceder a todos los documentos, ya que Bruselas sólo muestra los textos que incluyen sus propias exigencias en la negociación, pero no los que también marcan la posición de EEUU (textos consolidados), que recogen el resultado de las conversaciones entre las dos partes. Y por muy positivo o negativo que sea el documento leído, los parlamentarios no podrán hacer pública ninguna información al respecto. Para el premio nobel Joseph Stiglitz no se entiende tanto secretismo a no ser que lo que están tramando sea realmente malo.
 
Segunda, ambas partes (UE-EEUU) aceptan una cláusula por la que se establece el principio de que los posibles litigios entre las empresas transnacionales y los estados se resuelvan en tribunales “privados” internacionales de arbitraje, lo que sitúa a las empresas no ya en pié de igualdad con los estados, sino por encima. Si una empresa trasnacional demanda a un estado por los perjuicios económicos que una ley nacional pueda ocasionarle, el estado deberá aceptar la regla de juego, exponiéndose a que los tribunales de arbitraje internacional dicten sentencias que, en términos económicos, pudieran ser lesivas para sus intereses nacionales y sociales. Por el contrario, las empresas nunca se verán expuestas a esos riesgos puesto que las cláusulas, que prevén la resolución de conflictos, no contemplan que los estados puedan demandar a las empresas transnacionales por los perjuicios que estas puedan ocasionar.
 
Tercera, la firma del tratado, puede suponer la entrada de productos transgénicos, permitidos por las leyes americanas y que tanto daño pueden causar, no solo a nuestros hábitos alimentarios sino a la agricultura y ganadería de Andalucía. Por otra parte, el tejido productivo andaluz, basado en pequeñas y medianas explotaciones, sería fuertemente zarandeado por las potentes empresas del otro lado del Atlántico.
 
Los ciudadanos y ciudadanas, hemos de estar vigilantes para desenmascarar y, si es necesario derribar los planes de quienes anteponen los intereses de las élites capitalistas al interés general.
 
Los debates deberían servir para mostrar a los ciudadanos y ciudadanas las entrañas de la sociedad, plantear alternativas y crear complicidades que nos conduzcan hacia situaciones más justas. En este sentido, Antonio Maíllo estuvo muy por encima de sus adversarios políticos.
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