Opinión: "Escándalo, es un escándalo", por Alfonso Jiménez

Alfonso Jiménez
Escritor
16 de Septiembre de 2014
Cada día un sobresalto, una vergüenza. Los engaños, los abusos más o menos simulados, diferidos o   legitimados, inundan ya toda España y alcanzan a casi toda Europa.  Dejaré para otra ocasión las interminables corrupciones de los Eres, los Bárcenas, los Pujoles, los Fabras, la Gurtel, etc, porque estas causas no se acaban nunca. Pero la noticia que hoy me hace hervir la sangre es la que se refiere a los sueldos de los comisarios y subcomisarios europeos. Ha sido leerla y lanzarme al teclado para compartirla con quienes no quieren cerrar los ojos y tragar sapos a diario. Se trata de lo siguiente:

El parlamento europeo está integrado por 751 diputados elegidos entre los 28 estados que componen la unión europea ampliada. Los sueldos de los eurodiputados superan los  8.000 euros mensuales, cantidad muy excesiva para el escaso trabajo que realizan. Hay que hacer la excepción de los eurodiputados de Podemos que se han comprometido a no cobrar más de 1.900 euros al mes y, por ahora, lo están cumpliendo y entregan lo restante a asociaciones benéficas.

Pero lo verdaderamente indignante es el sueldo de los altos miembros del ejecutivo europeo, comisarios y subcomisarios. Estos señores se han asignado y perciben legalmente 20.800 euros mensuales, más 3.000 euros en concepto de dietas y representación. También son gratis sus gastos de transporte, vuelos, trenes, taxis y hasta habrá alguno que incluya los billetes de autobús. Para que todo el mundo lo entienda, cobran unos 4 millones de pesetas al mes; es decir, lo que un diplomado mileurista puede ganar en dos años a jornada completa.

Ojo a los datos.  Al incorporarse por primera vez al cargo, los nuevos comisarios tienen derecho a paga doble para afrontar los gastos de "instalación" en el país belga. Todavía más, porque al dejar el cargo los comisarios tienen derecho a otro mes de finiquito salarial, así como a una paga, durante 3 años, de una cantidad aproximada a la mitad del sueldo de comisarios. Casi nada. Pero aún hay más, esos señores reciben, al cumplir los 65 años, una pensión vitalicia, cuyo importe oscila entre el 50% y el 70% del sueldo de comisario en activo.

El colmo de la desvergüenza se cumple cuando estas señorías del ejecutivo parlamentario se permiten aconsejar o exigir, según los casos, que el salario mínimo y las pensiones de los trabajadores españoles deben bajar o por lo menos no superar los 600 euros mensuales; así como que la prestación para los desempleados debe ser controlada con toda firmeza durante los 6 meses que, como máximo, deben percibir para no relajarse en la búsqueda de empleo.

¿Se pueden permitir estos abusos ante países como España, Grecia y Portugal, con una tasa de paro rondando el 25%? ¿Se pueden aceptar y poner en marcha estas medidas en un país como el nuestro, en donde el paro del personal ti-tu-la-do triplica la media de la OCDE?

Hay que ser cínicos compulsivos, caraduras e inmorales para permitirse trazar estas reglas. Ellos, los de arriba, no paran de darse derechos y legislar a su favor. Los de abajo, a callar y aceptar sus medidas dictadas "por el bien de todos". De todos ellos.
 
 
Otro artículos de Alfonso Jiménez en su blog "La Carpintería": Picar este enlace
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