Caída de Podemos: Decepción en las bases y pérdida de voto joven, por José-Tomás Cruz Varela

Por José-Tomás Cruz Varela

11 de Agosto de 2015
 Pablo Iglesias en uno de sus últimos mítines públicos
Pablo Iglesias en uno de sus últimos mítines públicos

Con excepción de la cúpula y poco más, la mayoría de los dirigentes de Podemos son producto de la improvisación, carentes de preparación, conocimientos y sin experiencia política alguna, muchos de los cuales muestran dificultades de expresión y comunicación, tal como ocurre cuando son entrevistados por los medios o se ven en la obligación de hacer alguna declaración. Nada mejor para comprobar dicha afirmación que la asistencia a alguna de sus asambleas (Círculos) y observar como se dirigen al auditorio. A muchos militantes de esta formación de izquierda solo les vinculan las necesidades comunes más elementales, privaciones y en muchos casos la miseria sufrida durante años y como secuela, un lógico resentimiento hacia las restantes clases sociales más o menos acomodadas, que en ocasiones les genera el vivir con una sensación de rencor permanente.

A efectos electorales, el continuo descenso de Podemos como ha quedado reflejado en la ultima encuesta del CIS, no es ninguna novedad para la dirección del partido al haberlo constatado en otros sondeos de opinión anteriores. Pasar del 23,9% de intención de voto en enero del 2015 al 15,7% de julio, representa una bajada de más de ocho puntos en solo seis meses, lo que significa que en caso de continuar con la misma tendencia en los cinco meses que restan para la celebración de las Elecciones Generales, podrían convertirse en un partido testimonial muy distanciado del PP y PSOE.

Desde los comicios municipales y autonómicos del 24-M, la formación podemita ha cometido muchos más errores que aciertos. Su propio líder ha pasado de utilizar un tono correcto, razonador y moderado de sus antiguas intervenciones públicas, a otro desagradable y cargados de insultos y descalificaciones, del discurso inteligente y cautivador a la permanente agresión sin ofrecer una sola solución viable que se aleje de las utopías planteadas hasta el momento.

Otro aspecto que ha sentado francamente mal en las bases y no les falta razón, ha sido la total ausencia de democracia empleada en la creación e implantación del sistema de primarias, especialmente diseñado para favorecer al líder, sin permitir la más mínima confrontación entre los distintos candidatos, como igualmente los casos de descarado nepotismo sucedidos recientemente en los ayuntamientos de Cádiz, Madrid y Barcelona. Lo simpatizantes no pueden entender como se procedido tan cínicamente, cuando por esta misma causa se han criticado con gran dureza situaciones similares ocurridas en las llamados despectivamente partidos de la casta.

El pretender cumplir a promesas electorales a costa de gravar, impedir y abusar de la propiedad privada de los ciudadanos o bien favorecer a grupos afines al partido (ocupas) es una auténtica aberración. ¿Quién puede impedir que un ciudadano propietario de un piso o apartamento no puede alquilarlo durante sus vacaciones?. Nos referimos a aquellos casos en los cuales dicho propietario esté al corriente de todas sus obligaciones con la Hacienda Pública. Tan repulsivos comportamientos atentan contra el más elemental sentido de la libertad. Seguir con esa línea de populismo y demagogia constituye otro despropósito más con el consiguiente menoscabo del prestigio y posibilidades de gobierno que en un principio se le adjudicaron a Podemos.

Pablo Iglesias, con su cambio de actitud política, también está decepcionando al electorado más joven, justo los que le prestaron más apoyo el 24-M, siendo el colectivo entre 18-25 años los que parecen haberle retirado la confianza. En total y desde enero, Podemos ha perdido un 39% de votantes del segmento joven, siendo los pactos firmados tras las elecciones la clave de la pérdida del apoyo. Se sienten decepcionados con las promesas que se les hicieron, alegando que lo único que están consiguiendo es favorecer el PSOE que están recogiendo el voto de los descontentos.

Que nadie se equivoque, una vez más el llamado voto útil, indefectiblemente, recaerá en aquellas formaciones definidas como conservadoras y prudentes, por no decir moderadas que pivoten en torno al "centro", enemigas de riesgos y aventuras. Los ciudadanos por encima de todo aspiran a dos aspectos vitales: seguridad y tranquilidad, justo lo que no parece estén en condiciones de ofrecer en Podemos y si una inercia negativa que les está ocasionando una sangría continua de votos, unido a una peligrosa ausencia de democracia interna. La treta de esconder sus propias siglas entre heterogéneas listas populares y sus pactos con los socialistas tampoco están ayudando.

Cinco meses en política y teniendo a la vista unas generales es mucho tiempo, y lo más probable es que aparezcan nuevos sucesos que perjudiquen o beneficien indistintamente a ciertos partidos o se descubran otros casos de corrupción etc. No obstante, las expectativas generadas inicialmente por Pablo Iglesias, actuando como un verdadero político rompedor y aglutinando a gran parte de la izquierda española, contando con la gran colaboración de los medios de comunicación, no guardan la más mínima relación con el dirigente actual que está perdiendo prestigio y votos por días…¡¡Tiempo al tiempo!!

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