"El interés de la política o la política del interés", por Juan M. Roldán

18 de Mayo de 2015
 "El interés de la política o la política del interés", por Juan M. Roldán
"El interés de la política o la política del interés", por Juan M. Roldán
Empezaré acudiendo al diccionario de la Real Academia de la Lengua Castellana para fijar y definir las palabras que emplearé más adelante y así evitar los equívocos semánticos, es decir, que quede claro y diáfano lo que significa o no significa cada una de las palabras que serán utilizadas, para reflejar ideas, a lo largo de este escrito.
 
Primero definiremos la palabra interés:
Conveniencia o beneficio en el orden moral o material.
 
En este caso el interés por la política en su orden moral, léase servicio público, o bien el interés en la política como medio material de medrar, dicho en Román Paladino, en ganarse la vida con la política y, en muchos casos, en forrarse mediante la política.
 
Pasemos a definir la palabra política:
Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos.
 
En referencia a los candidatos a concejal y/o alcalde.
Teniendo claro el significado de las palabras entraré en materia. El próximo día 24 deberemos elegir, mediante votación personal y secreta, a quien o a quienes consideramos los mejor preparados para ser concejales y/o alcalde de Lucena. Deberemos discernir sobre las capacidades y los motivos que impulsan a unos y a otros para pedirnos el voto y así acceder a puestos de representación política.
 
¿Qué motivos impulsan a un determinado candidato para pedirnos el voto? ¿Es conveniencia moral, material o una mezcla de las dos? Son preguntas que nos debemos plantear, ¿es tal o cual candidato independiente económicamente?, es decir ¿está en disposición de ganarse la vida con independencia de la política?, o dicho de otro modo ¿tiene, con anterioridad a su entrada en política, oficio o beneficio?
 
Un ejemplo claro para ilustrar ésta cuestión es la de aquellos que presentándose en la  lista de un partido político que no obtiene de los ciudadanos la confianza para formar gobierno y, por consiguiente, su actividad política deberá ser ejercida en la oposición, lejos de los cargos con plena dedicación y adecuadamente remunerados, decide renunciar a su acta de concejal para continuar con su actividad anterior a su entrada en política, pues su intención para estar en política no era precisamente el interés moral sino más bien el material disfrazado de moral, hasta que los ciudadanos, con su voto le obligan a escoger entre interés moral o  interés material.
 
Es conveniente que los electores nos fijemos en este tipo de detalles pues de ello depende que resulten elegidos aquellos que tienen un genuino interés moral en la política y dejemos de lado a aquellos que llegan a la política para servirse que no para servir.
 
Juan M. Roldán
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