'Alarma sobre el Dalsy"

23 de Septiembre de 2016

Me resulta muy curioso cómo es posible que haya causado tanto revuelo el colorante del Dalsy. Verdaderamente me extraña que Sanidad permitiera la venta de un medicamento si fuera tan peligroso, incluso antes de la alerta de FACUA, además de que suele recomendarse sin problemas desde cualquier consulta de pediatría. Después de leer las distintas noticias, nada mejor que ir a la fuente… FACUA simplemente manifiesta que ha notificado a la Asociación Española de Medicamentos y Productos Sanitarios que sería conveniente que Dalsy informara en su prospecto de otro posible efecto secundario (sobre la actividad y atención en los niños) causado por el colorante E-110, pese a que no es un alimento (y, por lo tanto, no está obligado a ello). Incluso, hacia el final del comunicado, la propia «FACUA no cuestiona la utilización del colorante por parte de Dalsy y da por hecho que la cantidad utilizada del citado colorante se ajusta a los parámetros permitidos en cuanto a las dosis a incluir»; por lo que tampoco hay motivo para asustarse, cuando la misma denunciante quita hierro al asunto. No hay mucho más que añadir, los expertos afirman que habría que tomar dos botes en un día para que fuera perjudicial… En verdad, tragarse todo un bote en un día de por sí lo es, pues está fuera de la dosis recomendada y, según la edad de quien se trate, puede ser fatal. En otras palabras, basta con reflexionar y atar cabos para darse cuenta de que este asunto se ha exagerado y de que a FACUA se le ha ido de las manos.

Es aquí donde he de detenerme: ¿cómo es posible? Padres, madres, abuelas y demás personas que han utilizado Dalsy con frecuencia han difundido la noticia, con titulares alarmantes, como el aire las hojas caídas en el recién estrenado otoño. ¿Cómo es posible? Con lo fácil que es preguntar a los expertos o leer sus informes, ir a la fuente y sacar conclusiones… Lo que es propio de nuestro país, de nuestra sociedad con prisas, nadie ha leído nada y lo que se transmite no es completamente cierto. La paradoja de nuestro tiempo: tener a mano toda la información y no acceder a ella.

Otra paradoja, por cierto, es que se haya puesto el grito en el cielo por el colorante de Dalsy, mientras que ningún padre, madre, abuela, etc. se inquietan por la bollería industrial, las patatas de bolsa con sabores o las golosinas que niños y niñas ingieren diariamente y en mayor cantidad que aquel medicamento.

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