Del inicio de la Cuaresma

01 de Marzo de 2012
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Ya parece que es domingo de Ramos. Las primeras actividades de la Cuaresma han tenido tan buen acompañamiento de clima y de temperatura que apetecía que comenzara la semana grande directamente. Sobre todo, con los viacrucis, más íntimos y atractivos para acercarnos a nuestras devociones.
 
En especial, disfruté del Cristo de la Humillación, el primero que sale a la calle, porque me llamó la atención que sentimiento, fe y seriedad fueran la nota común en sus portadoras. Un  encuentro con Jesús vivo y sentido, por el que felicito a su Cofradía. Por cierto, aunque no lo seguí en su totalidad, me gustó el recorrido, buscando el paso por la ermita de Dios Padre y de la Aurora.
 
Y es que con este tiempo tan agradable y que te invita a disfrutar de la Cuaresma lucentina con más ganas que nunca, no deja de preocuparme que apenas haya llovido y que, confirmado lo que dijeron las cabañuelas, este año sea más seco que 2011, que ya lo fue bastante de por sí. Quiero decir que es momento de disfrutar del buen tiempo, sobre todo, ahora que llegan algunas de las festividades más importantes del año, pero no dejo de pensar que del cielo nos ha llegado muy poco en forma de agua. Por eso, además de pedir por el bien de mis cercanos, pido lluvia para todos:
 
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
 
Pero, por supuesto, que no llueva en semana Santa. Si las cabañuelas siguen acertando, así sucederá.
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Manuel Guerrero Cabrera
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