"La Plaza de San Miguel y su cruz"

19 de Junio de 2013
 "La Plaza de San Miguel y su cruz"
"La Plaza de San Miguel y su cruz"
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Conozco pocos detalles acerca de la mala fortuna de la cruz de la Plaza San Miguel. He leído que ha desaparecido la original, reemplazada por otra de nueva factura, y no ignoro que se ha cambiado su ubicación. Del mismo modo, sé que hay agrupaciones a favor de que vuelva al lugar donde la conocimos estos años atrás, y otras que aluden a que no debe estar en la calle, porque es un símbolo religioso… En verdad, todo esto es humo insano, que oculta lo importante: estamos hablando de una plaza, de un llanete (que es un término más lucentino), que en menos de cincuenta años ha sufrido tantos cambios que el hecho de colocar la cruz aquí o allí, o que alguien piense sobre lo útil de su religiosidad (¿Qué sería de la cordobesa plaza de Capuchinos sin el Cristo de los faroles?) resulta ridículo. Por cierto, ¿cómo es que a nadie le importa que la estatua de Barahona de Soto haya cambiado de domicilio varias veces?
 
Las murallas del jardín del palacio dieron paso a uno de los dos terribles monstruos arquitectónicos del centro: el edificio de Telefónica y Correos (el otro es la Plaza de abastos), que es de tal manera un despropósito urbanístico que parece una ofensa a la antigüedad del castillo del Moral y de la Parroquia de San Mateo. La férrea cruz de la Plaza San Miguel tenía más interés que la suma de la fealdad de ambos monstruos de ladrillo, de ahí que pueda malinterpretarse que no sea adecuado su lugar. Por esto mismo, Lucena debe conservar los escasos rincones con encanto que el paso del tiempo y la destrucción del patrimonio le hayan dejado.
 
Respecto a los grupos molestos debido a que un símbolo religioso esté presente en una plaza, sería conveniente recordar que no hayan habido quejas sobre la pronunciada aparición de motivos judíos, sobre todo, estrellas de David en los rótulos de diversas calles; por lo que, por consiguiente, si actúan contra una religión determinada y no contra otra, tenemos un claro signo de intolerancia, no de laicismo ni de ateísmo. Lo mismo ocurrirá si se acoge la media luna islámica, cuando se quiera recuperar el pasado árabe de nuestra ciudad, pero se rechace la estrella hebrea o la cruz cristiana. Lo importante es el conocimiento y, derivada de él, la tolerancia, a fin de no posicionarse contra algo o alguien por razones de política, religión, sexo, etc.
 
Y es que, de nuevo, caeremos en la trampa de evitar lo importante: la verdadera cruz de la Plaza San Miguel y del centro de nuestra ciudad. ¿Cómo es posible que el casco histórico de Lucena se haya modificado tanto en su aspecto y trazado en menos de medio siglo? 
 
Manuel Guerrero Cabrera
 
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