"Las Fiestas Aracelitanas de 1896", por Manuel Guerrero Cabrera

17 de Abril de 2022
 Recorte del periódico con la noticia sobre las "fiestas a la Patrona"
Recorte del periódico con la noticia sobre las "fiestas a la Patrona"

1896. La tarde del sábado 18 de abril, los cohetes (o voladores, que también se llamaban así) comenzaron a invadir el cielo, lo que causó sorpresa sobre Lucena. Pronto se corrió la voz: ¡¡La Virgen de Araceli bajaba de la sierra!! ¡¡La Virgen de Araceli!! Unos días antes, el arcipreste de la ciudad, don Juan Navas, había anunciado que la Virgen se trasladaría a Lucena el lunes 27, por lo que aquello asombró a todo el mundo. 

Pese a lo inesperado del suceso, el pueblo acudió a las afueras a recibirla, los niños intentaban hacerse un hueco entre el gentío, «manigua ingrata», y los labradores acudieron con la esperanza de que Nuestra Señora de Araceli atendiera a su rezo y acabara con la sequía que se estaba viviendo aquel año. Finalmente, la Virgen llegó a San Mateo, donde ese mismo 18 de abril comenzaron los ejercicios de la santa Misión, dirigidos por el padre Tarín de la Compañía de Jesús.

Esto nos contaba, sobre la bajada de la Virgen de Araceli, el corresponsal en Lucena del El movimiento católico, periódico que se editaba en Madrid desde 1889, en su edición del 22 de abril de 1896. 

El corresponsal también escribió una breve nota sobre las fiestas aracelitanas en mayo, entre lo que destacó que el domingo día 3 procesionó Nuestra Señora de Araceli con varios estrenos, como el de unas andas de plata. Sobre este trono, El movimiento católico ya lo anunció en el mes de febrero de aquel 1896:

La Comisión organizadora de las fiestas […] ha otorgado documento privado con una casa de Sevilla, para que, mediante el abono de 5000 pesetas, construyan, para que la Señora lo luzca este año, un paso y palio de plata Meneses y terciopelo.

También se dio la noticia, en noviembre de 1895, de que dos señoras iniciaron una colecta para sufragar la adquisición de un vestido para nuestra Patrona, pues se lo habían prometido si salían indemnes de la epidemia de viruela que tuvo lugar en Lucena aquellos años; así, «nombres de todas las clase y condiciones sociales contribuyeron para lograr miles de pesetas en pocos días». A primeros de 1896, leemos en este periódico que firmaron un contrato con el sevillano don Tomás Silva «quien, mediante la entrega de 9.000 pesetas, se ha comprometido a confeccionar un traje completo de terciopelo grana, bordado todo, con elegante a la par que artístico y rico dibujo en oro y a mano, que, mediante Dios, lo entregará este año el día de su fiesta». Y así fue.

88Fiestas aracelitanas 1896
Recorte del periódico

Volviendo a la nota de las fiestas aracelitanas de 1896, tan igual y tan distinta a la de hoy, personas de distintos lugares se acercaron a Lucena «con la llegada de los trenes, que vienen atestados de forasteros»; se menciona que no se otorgó el premio literario, aunque sí se concedieron los premios a las otras artes (pintura, escultura, arte e industria), que lograron los señores Garrido, Valle y Ocaña y Prados.

Por lo bien que resultaron las fiestas, felicitaron al conde de Prado, presidente de la Junta de festejos.

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