Manuel Valverde, manijero de la Virgen de la Capilla: "En Lucena no hay tantos santeros para los pasos que salen"

10 de Abril de 2014
 Manuel Valverde, manijero de la Virgen de la Capilla: "En Lucena no hay tantos santeros para los pasos que salen"
Manuel Valverde, manijero de la Virgen de la Capilla: "En Lucena no hay tantos santeros para los pasos que salen"

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Un purista de la santería. Así se define Manuel Valverde Herencia (20-02-67), manijero de Nuestra Señora del Socorro. Uno de los santeros más cortejados de Lucena deberá, por primera vez, adiestrar a su cuadrilla. Con la autoridad que le confiere haberse calzado las botas en más de 50 ocasiones para ocupar los sitios más distinguidos en la parigolón, afirma que el santero ha perdido su individualidad y lamenta que todos los pasos se observen prácticamente iguales. Además, expone su preocupación por la incapacidad para botar a los Cristos y adelanta que sus tamboreros le marcarán a la Virgen de la Capilla un compás más lento que el habitual.
 
-Después de haber santeado en la mayoría de los pasos de Lucena y en los sitios clave, ¿cómo está asimilando la responsabilidad de una manijería?
Al principio con muchas dudas. De hecho, le di muchísimas vueltas a la decisión de aceptar la campana. Si no hubiera sido por el apoyo de algunos amigos, posiblemente no me hubiera atrevido, entre otras cosas porque no me veía capacitado. Ahora, con el transcurrir del tiempo y al ver cómo han ido pasando las cosas, me alegro de haber dado el paso y, modestamente, creo que no lo estoy haciendo demasiado mal. El estar haciéndolo medianamente bien está motivado en un porcentaje muy alto porque los hombres que están en mi cuadrilla me han ayudado prácticamente en todo lo que yo les he pedido.
 
-¿Cómo se encara una santería de Nuestra Señora del Socorro sin que después la misma cuadrilla procesione a Jesús Nazareno?
Yo he tenido la oportunidad de salir varias veces en la dos santerías consecutivas, Virgen de la Capilla y, al año siguiente, Jesús. La experiencia me ha hecho ver que uno de los factores que te hacen triunfar en el primer año, el de Nuestra Señora del Socorro, es olvidarte, todo lo que puedas, de que al siguiente año toca Jesús. Concentrarte en que tienes que hacer una santería que es la de la Virgen de la Capilla. Sujetándonos a este argumento, yo ese trabajo no he tenido que hacerlo. Los hombres que aceptaron salir conmigo sabían que venían exclusivamente a la Virgen de la Capilla, una grandísima santería y la más dura que hay en Lucena, según mi punto de vista.
 
-¿Cuál es la mayor dificultad a la que se enfrenta un manijero y cuáles han de ser sus virtudes?
Las dificultades te van apareciendo según las etapas. La primera de ellas es a qué hombres avías. La segunda, lógicamente, dar los sitios. Después, procurar, desde que se reparten los sitios hasta el día de la santería, que todo transcurra en buena armonía, que no haya ningún problema. Y, finalmente, la calle que es lo que le da sentido a todo y lo que a mí especialmente me preocupa. En cuanto a las virtudes, la experiencia es un grado, en la santería y en cualquier otra faceta de la vida. Por otro lado, tener un poquito de carisma y hacerte respetar, saber ganarte el apoyo de ellos y tener un control y un dominio de los nervios en el momento clave de la calle.
 
-¿Cómo le afecta ser uno de los santeros que, año tras año, los manijeros desean aviar para los sitios más importantes?
Tener una trayectoria anterior y tener un cierto nombre en santería, te condiciona, te hacer adquirir una responsabilidad que cuando eres más joven no la tienes. Esto me hace cargarme de más compromiso todavía. Cada vez que se me hace un elogio o un cumplido porque la gente da por hecho que yo voy a ser buen manijeria, a mí lo que me hace es cargarme más de responsabilidad.
 
-¿La Virgen de la Capilla llevará un paso propio o siempre está condicionada por el resto de los pasos que van delante?
La santería está condicionada porque la anteceden cuatro pasos. El que manda en el Viernes Santo es el Señor y los demás han de supeditar su santería a Él. Dicho esto, debemos intentar hacer una santería propia. Con los cánones de lo que es la santería de la Virgen de la Capilla, pero yo voy a intentar darle un paso ligeramente más lento que el habitual con objeto de que se puedan mover bien las bambalinas, que es lo que yo he escuchado siempre que hay que hacerle a las Vírgenes de palio.
 
-¿Piensa que es positivo que se debata sobre santería?
El debate siempre es bueno y enriquecedor en santería y en cualquier faceta de la vida, siempre que sea con respeto y educación y con un ánimo constructivo. Es fabuloso y necesario.
 
"Una junta puede durar cuatro horas y ser muy buena y prolongarse durante diez horas y ser muy mala"
-¿Por qué se planteó ser manijero?
Esto se planteó a partir de una conversación de amigos, sopesando lo que nos podía quedar de santería, dado que ya teníamos una edad avanzada. Al principio, se valoró como una posibilidad remota. En un momento determinado, cuando coincidimos todos, se expuso la situación y que yo hiciera frente a la manijería, siempre con el beneplácito del cuadrillero, Miguel Jiménez Viso. Así fue como empezó esta santería.
 
-¿Las exigencias económicas de las cofradías a los manijeros son desmesuradas?
Tanto como desmesuradas no. Las cofradías lucentinas, en general, tienen una labor fundamental que es la de hacer hermanos. Son los que en realidad deberían soportar el peso de la hermandad. El santero, durante un año, está ligado a una cofradía, aunque en muchísimas ocasiones, no es ni siquiera hermano. No obstante, se ve comprometido a efectuar una serie de ayudas, que no son desmesuradas, lo que pasa es que en la situación en la que vivimos, todo se complica. El santero lo hace por el manijero más que por la cofradía. Las cofradías hacen, en muchas ocasiones, una labor titánica, y si se puede echar una mano, hay que hacerlo.
 
-¿En qué situación se encuentra la santería?
El estado es bueno, tirando a muy bueno, aunque con matices. No obstante, hay algunos riesgos. En Lucena no hay tantos santeros ni cuadrillas para los pasos que salen. Esto da lugar muchas veces a que se vean cuadrillas que no están a la altura de la santería a la que tienen que hacer frente. La cantidad siempre va en detrimento de la calidad y esto es lo que está ocurriendo en muchos casos en la santería. Yo llevo santeando más de 30 años y los argumentos a favor y en contra que yo oigo ahora son los mismos que escuchaban hace tres décadas. Esto me hace pensar que la santería seguirá yendo bien. Un fallo que sí observo actualmente es el referente a la uniformidad al santear los pasos. El santero ha perdido su individualidad y todos los pasos se ven prácticamente iguales. Las Vírgenes de palio salen todas prácticamente iguales y es muy alarmante que no se sepa botar los pasos. De diez pasos que se botan, ocho no salen bien. Esto es preocupante.
 
-¿Cómo debe ser una junta? ¿Existe actualmente demasiado protocolo?
Una junta ha de tener unas líneas marcadas y un cierto protocolo, pero no excesivo. Una junta es algo vivo; cuando llegas a ella, no sabes si va a salir bien o mal, cómo lo vas a pasar, etcétera. Puede durar cuatro horas y ser muy buena y prolongarse durante diez horas y ser muy mala. La duración de la junta no garantiza nada. Antiguamente, el santero se limitaba a cantar sus saetas, ahora se habla mucho en ellas. Quizás nos estemos excediendo todos en el protocolo.
 
-Indique, en su opinión, lo mejor y aquello mejorable de la santería.
Indudablemente, lo mejor es el factor humano, las relaciones que surgen, las amistades que se crean y el respeto. Lógicamente, con todos los hombres con los que santeas no creas intimidad, pero te ganas su respeto y ellos se ganan el tuyo. En cuanto a lo peor, posiblemente algunos comportamientos individuales, puntuales y muy minoritarios que hacen muchas veces que el santero tenga mala fama. Además, la pérdida de la idiosincrasia en la santería.
 
-¿La santería ha de renovarse o recuperar enseñanzas y costumbres del pasado?
En este sentido, yo soy un purista de la santería. Yo soy santero, no soy cofrade, aunque soy hermano de algunas cofradías. Estoy abierto a cualquier cambio siempre que la modificación provoque un beneficio. Soy totalmente contrario a importar cosas de fuera. Las innovaciones si son buenas o malas lo dice el tiempo.
MANUEL GONZÁLEZ

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