El ayuntamiento recepciona las obras de El Zarpazo tras ocho años de vicisitudes

21 de Enero de 2014
 El ayuntamiento recepciona las obras de El Zarpazo tras ocho años de vicisitudes
El ayuntamiento recepciona las obras de El Zarpazo tras ocho años de vicisitudes
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Ocho años después del inicio de las obras y diez años después de su planificación, el Ayuntamiento de Lucena ha recepcionado hoy las obras de urbanización del Plan de Actuación Urbanística 1, popularmente conocido como El Zarpazo.
 
Se trata, según ha explicado el concejal de Urbanismo, Miguel Villa, de la mayor superficie residencial urbanizada por EPSA –hoy AVRA– en el conjunto de la provincia de Córdoba, con la colaboración del ayuntamiento de Lucena, que aportó el treinta por ciento del coste de urbanización, que ha superado los doce millones de euros.
 
La superficie urbanizada total suma 220.000 metros cuadrados de suelo, con capacidad para albergar 1.330 viviendas, de las que 826 tienen la calificación de protección oficial. En total El Zarpazo podría contar con 1.156 viviendas plurifamiliares en bloques de hasta cuatro plantas de altura, 48 viviendas unifamiliares pareadas y 126 adosadas.
 
Sin embargo, actualmente solo se han edificado en la zona 99 pisos, en sendas promociones de 61 y 38 viviendas construidas por la empresa municipal SUVILUSA y AVRA, de las cuales solo pudieron venderse una veintena de las promovidas por el ayuntamiento. El resto, tras la oportuna recalificación de venta a alquiler con opción de compra por parte de ambas administraciones, se adjudicarán en pocos días a través del Plan Municipal de Vivienda, por rentas mensuales que en algunos casos no superaran los 100 euros, al estar bonificadas.
 
Hoy el gerente de AVRA, Francisco Javier Altamirano, señalaba que “hoy sería descabellado iniciar una promoción como esta, pero hay que tener en cuenta que su inicio se produjo hace diez años, en un contexto muy diferente, con unas inmensas perspectivas de desarrollo urbanístico y económico de la ciudad”. No obstante, Altamirano se mostró convencido de que “Lucena hará borrón y cuenta nueva de la crisis actual y dispondrá en El Zarpazo de una gran bolsa de suelo residencial”.
 
Por su parte, el alcalde, Juan Pérez, quiso transmitir “un mensaje de confianza e ilusión”, y destacó que “El Zarpazo dará respuesta a las necesidades futuras de suelo residencial de la ciudad”.
 
En similares términos se expresó la delegada territorial de Vivienda, Turismo y Comercio, Mari Santos córdoba, que destacó la vertiente social del plan parcial, con una reserva de casi el sesenta por ciento de su capacidad para vivienda protegida.
 
Miguel Villa volvió a explicar que el ayuntamiento se reserva una cantidad cercana a los 500.000 euros para futuros trabajos de urbanización de zonas verdes a medida que el plan parcial se vaya desarrollando, ya que, por el momento, el ajardinamiento, mobiliario urbano e iluminación se circunscribirá a los alrededores de las dos urbanizaciones existentes, la calle que las une y la línea de alumbrado de la carretera de Rute.
 
UN PROYECTO MALDITO
 
El proyecto acumulaba largos años de vicisitudes y problemas y, por razones ajenas al ayuntamiento, se ha convertido en una de las actuaciones más largas y complicadas de la historia reciente de la ciudad.
 
La urbanización del PAU 1 “El Zarpazo” fue adjudicada por EPSA en primera instancia en el mes de octubre de 2005 a la unión temporal de empresas formada por Exagayca S.L., Cayba y José María Mendoza de la Pascua. El contrato y acta de replanteo no llegó a firmarse nunca. La UTE incumplió las condiciones previas y perdió el concurso.
 
Tras varios meses de trámites administrativos las obras salían por segunda vez a licitación y se adjudicaban nuevamente, en esta ocasión a Joca, con una importante baja económica sobre el precio inicial y un plazo de ejecución de 16 meses. La constructora comenzaba los primeros movimientos de tierra el 24 de enero de 2006. Sin embargo, a los pocos meses pedía a EPSA un incremento sobre el precio fijado en el contrato. La petición fue estimada parcialmente por EPSA, aunque no lo suficiente a juicio de Joca, que comenzó por ralentizar el ritmo de la obra y terminó paralizándola totalmente. Tras casi un año y medio de abandono por parte de la empresa, EPSA negoció la rescisión del contrato y volvió a sacarlo a licitación, siendo adjudicado a la UTE Obras Civiles del Sur y Midelvi, que retomaba los trabajos de urbanización en junio de 2007, con un compromiso de ejecución de catorce meses, que concluía en agosto de 2008. Sin embargo, las obras quedaban paralizadas a los pocos meses, esta vez como consecuencia de la incapacidad financiera de la empresa adjudicataria para continuar con los trabajos, tras entrar en concurso de acreedores.
 
A primeros de 2011, EPSA alcanzó un acuerdo para que la empresa cediera las obras a otra ante su imposibilidad para terminarlas. Incluso se llegó a anunciar que Construcciones Granadal sería la encargada de concluir los trabajos en un plazo de 6 meses. Sin embargo, una vez más, el acuerdo fue fallido, ya que una de las empresas que constituyen la UTE no llegó a firmar la cesión, dando lugar a una nueva paralización del proceso.
 
Finalmente el ayuntamiento pidió a EPSA autorización para contratar desde el propio consistorio el trabajo que restaba por hacer –un 30% del total– y Granadal se hacía con la contrata hasta su conclusión. En estos últimos meses, la firma del acta de recepción se ha visto ralentizada por las difíciles negociaciones con ENDESA para garantizar la energía eléctrica a la zona, después de que el consistorio decidiese desistir del proyecto inicial de construir una nueva subestación eléctrica en la zona.
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