OPINIÓN: Una oportunidad para Leonardo Antonio de Castro

08 de Enero de 2020
En 2016 escribí en este mismo periódico una breve semblanza de Leonardo Antonio de Castro con motivo del 360º aniversario de su nacimiento, ocurrido en 1656. Este 2020 se cumplen 275 años de su muerte, sucedida en 1745. Leonardo Antonio de Castro fue el artista clave para comprender el por qué del Barroco en Lucena. A diferencia de Hurtado Izquierdo, que consiguió el mérito y los laureles artísticos fuera de su patria chica, Leonardo realizó casi toda su obra en Lucena, donde vivió siempre. Hombre docto y poeta, sacerdote respetado y con alguna capellanía, su obra más conocida es la pictórica, que estaba en todos o casi todos los templos, conventos incluidos, de Lucena (San Mateo, Santiago, el Santuario aracelitano, los Franciscanos, San Martín, Santa Ana, La Paz, Dios Padre, etc.). También fue retablista, al proyectar el de la Concepción de los Franciscanos, el mayor de San Pedro Mártir (este en jaspes) y, atribuido, el de la Ermita de Ntra. Sra. de Araceli en la Barrera (en yeserías). Aunque su obra arquitectónica es, si cabe, mucho más interesante: la portada e Iglesia de la Purísima (que, curiosamente, copia del modelo empleado por Hurtado Izquierdo en Priego y algunos detalles de la Capilla del Cardenal Salazar de la catedral cordobesa, también de Hurtado); la portada de la Iglesia de Santa Ana y de San Pedro Mártir, ambas con columnas salomónicas; o las trazas de Dios Padre y, fuera de Lucena, la de la Ermita de Jesús de las Penas de Encinas Reales; sin dejar atrás, la decoración del Santuario de Ntra. Sra. de Araceli, donde ya advertimos que Leonardo Antonio ha cambiado el orden que impuso en la Purísima por una profusa decoración para dar idea de riqueza, quizá como una primera prueba de lo que vendría a ser su gran obra: la capilla del Sagrario de San Mateo.

Ideó la capilla del Sagrario con 84 años y, gracias a ella, se considera uno de los grandes artistas del Barroco español. Todo en el Sagrario fue concebido por nuestro artista, con un evidente gusto por la decoración de yeserías (que realizaría Pedro de Mena Gutiérrez, tras fallecer Leonardo), y con influencia de Hurtado (por ejemplo, la presencia de los zócalos, o la combinación de arquitectura, escultura y pintura, el uso de las luces y del espacio, como en el Sagrario de la Cartuja de Granada). Nuestro artista fallecería el 6 de septiembre de 1745, sin ver acabada su gran obra. Días antes de morir hizo un testamento en el que manifiesta interés por la capilla del Sagrario y su deseo por realizar las pinturas de la misma; así, lega una partida de sus bienes para sus obras.

Se habrán percatado de que se ha insistido en la relación entre nuestro artista y Hurtado Izquierdo, cuyo 350º aniversario del nacimiento en 2019 apenas se ha mencionado en el ámbito cultural de la localidad. He aquí otra oportunidad: la de los 275 años del fallecimiento de Leonardo Antonio de Castro. Además, el Año Jubilar por los 500 años de la Archicofradía del Santísimo Sacramento es un motivo fenomenal para admirar y poner en valor el sobresaliente Sagrario de San Mateo, la obra por la que Leonardo Antonio de Castro se considera uno de los grandes arquitectos barrocos. Un artista de esta índole merece mucho más que el nombre de una calle.

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