Elecciones 22M: Una dulce derrota y una victoria sin premio

23 de Mayo de 2011
 Elecciones 22M: Una dulce derrota y una victoria sin premio
Elecciones 22M: Una dulce derrota y una victoria sin premio
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Una victoria agridulce. Esta es, sin duda, la sensación que albergarán unas horas después de los comicios municipales, los afiliados del Partido Popular. La posibilidad del cambio estaba en el aire, pero, pese a ganar las elecciones, no se consumará en un gobierno popular de la ciudad. Incluso en el PP sabían que sería muy difícil conseguir la mayoría absoluta, pero la noche empezó arrojando hasta once ediles para esta formación política y, tras una buena parte del escrutinio con el empate a nueve que luego sería definitivo, en los últimos momentos se llegó al décimo concejal. La incertidumbre sobre cuales eran las mesas computadas hizo crecer en la sede del PP la confianza en que el vuelco era posible, aunque finalmente se quedó en la victoria ya conocida, que, pese a ser un gran resultado y darles como ganadores de las elecciones municipales, relega a los populares nuevamente a la oposición.

De nada servirán los voluntariosos gritos de "Alcalde, alcalde" y "Campeones, campeones" oídos anoche en la sede del PP. Y es que el discurso del candidato de IUCA. Miguel Villa, ha sido claro en todo momento. Villa no ha engañado a su electorado, incrementado por muchos descontentos con el PSOE que sabían que, en el fondo, estaban votando la continuidad de las políticas de izquierdas en el ayuntamiento de Lucena, aunque con más control y menos rodillo. Quienes han depositado en las urnas el voto con las siglas de la coalición de izquierdas sabían muy bien que estaban votando una cuarta oportunidad para Bergillos bajo el control de IUCA. Lo dijo Miguel Villa el día en que fue elegido como candidato a la alcaldía por su asamblea: "El PP no gobernará en Lucena con el voto de IUCA" y lo repitió a todo aquel que quiso preguntarle durante los dos meses siguientes.

Así será. Era una negociación cantada, aunque no firmada. Y es que Villa pondrá muy caro el pacto al PSOE de José Luís Bergillos, que ya tiene negociador –será Manuel Lara Cantizani– y que inmediatamente fijará un calendario de reuniones.  IUCA no se conformará con cualquier cosa y pedirá el control de algunas de las delegaciones de mayor peso económico y político del ayuntamiento de Lucena. Apunten Urbanismo, Hacienda y Servicios Sociales entre los bocados apetecidos por IUCA. Villa tiene la llave y sólo abrirá las puertas a un nuevo gobierno de Bergillos si le gusta lo que encuentre dentro.

Por su parte, la del PSOE ha sido una derrota dulce, aunque no exenta de decepción por los resultados. Había en una parte de las filas socialistas demasiado entusiasmo y un optimismo exagerado. Eran muchos los representantes de este partido que contemplaban una nueva mayoría absoluta como una posibilidad cercana, pero tenían demasiadas cosas en contra. Los aires favorables al PP o el descrédito de Zapatero y su política económica como elementos externos, y el incremento del paro y el desgaste de doce años de gobierno municipal como factores endógenos, eran demasiado lastre en la maleta de José Luís Bergillos como para salir indemne de estas elecciones. Sin embargo el daño ha sido menor –pese a perder tres concejales y muchos votos– ya que le permitirá seguir comandando la nave lucentina durante los próximos cuatro años, aunque tenga que compartir el timón con Miguel Villa.

Del resto de partidos –PA y UPyD– queda la sensación de que se podía haber hecho algo más. Estaba claro que tenían pocas posibilidades, mínimos recursos económicos para competir en la carrera electoral y un corto bagaje político reciente, pero los resultados han demostrado que, quizá con una campaña más basada en los medios de comunicación y una mayor presencia en campaña podrían haber arañado algún concejal. Ahora toca perseverar. Carolina Cierto apunta formas de política muy en línea con el tradicional estilo andalucista de llamar a las cosas por su nombre y UPyD es una formación en crecimiento a nivel nacional, y esto tendrá un reflejo en otros ámbitos.

Ayer se cerraron unas nuevas elecciones, marcadas por la alta participación –ojo también a ese casi dos por ciento de votos en blanco– y la normalidad democrática. Ahora llega el momento de la negociación, de establecer las bases de un pacto que escuece en las filas del PP, que se siente legítimo ganador de los comicios, pero que es inevitable a juzgar por lo visto y oído.
De esa mesa deberá salir un nuevo gobierno municipal que tendrá ante si la compleja tarea de devolver a Lucena a la senda del bienestar, el empleo y la generación de riqueza para todos.
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