El ladrido de Apama: urgen voluntarios comprometidos con la protección animal

Un amor incondicional

17 de Junio de 2015
 El ladrido de Apama: urgen voluntarios comprometidos con la protección animal
El ladrido de Apama: urgen voluntarios comprometidos con la protección animal

 

Un amor incondicional. Esta es la incalculable recompensa que ofrece la Asociación Protectora de Animales Monte de Aras (Apama) para aquellos corazones sensibilizados con la defensa, principalmente, de los perros. En un lugar cuyo nombre debe ocultarse para evitar las desagradables visitas de los cazadores, este colectivo ampara a más de un centenar de ejemplares.

Con más de dos décadas de actividad, las donaciones anónimas sustentan a una entidad incapaz de alcanzar los inabordables requisitos que exigen las administraciones públicas para otorgar unas subvenciones mínimas. Las vacunas, los tratamientos para los aquejados de males crónicos, la alimentación y la documentación son los gastos que suponen un mayor esfuerzo.

Desde hace algún tiempo, y sin demasiado éxito, reclaman la incorporación de voluntarios que se sumen a las siete personas que actualmente conviven con las mascotas. La llamada está dirigida a personas mayores de dieciocho años que dispongan de vehículo, respetuosas con los animales, comprometidas con los principios fundacionales y decididas a conceder una segunda oportunidad a unos seres vivos que en la mayoría de los casos han sufrido el abandono de los hombres.

Las funciones que desarrollan los miembros de Apama están simplificadas en el cuidado de los ‘peludos’, como cariñosamente denominan a los habitantes de la casa.

Además de ello, surgen como quehaceres cotidianos la limpieza de las jaulas, el reparto de las pastillas desparasitarias, el suministro de la medicación a los enfermos y la realización de toldos que generen sombra, entre otras cuestiones.

El incomprensible tedio, la repentina desgana y el nacimiento de crías son las causas más habituales por la que los originarios dueños desamparan a quienes antes le reportaron compañía o se la proporcionarían en un futuro.

Lo increíble se convierte en realidad con más frecuencia de lo imaginable. Los integrantes de Apama se espantan constantemente al comprobar que alguien hizo volar a un perro por encima de la valla del centro o al hallar a un grupo de gatos desvalidos en la puerta.

Todo lo anterior convierte al altruismo de conciencia en el indispensable ímpetu del órgano animalista. La respuesta al ladrido de Apama se atiende en la dirección de correo [email protected] o a través de la página de Facebook https://www.facebook.com/apamalucenacordoba.adopciones?fref=ts
MANUEL GONZÁLEZ

 

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