A la espera de poder hacer realidad su deseo de alzar fronteras físicas respecto al resto del país, algunas instituciones catalanas empiezan a crear otros límites, más sutiles, pero igualmente significativos: el acceso a la educación, al empleo o la sanidad no se ven –en muchos casos– exentos de problemas para quienes se acercan a Cataluña desde otros puntos de España. Según cuenta hoy el diario ABC Córdoba este es el caso de un jubilado lucentino, Rafael Álvarez Pedraza, que en estos últimos días ha llegado a sentirse como un extranjero dentro de su país.
Su hermano –el médico lucentino José Luis Álvarez– indica que Rafael precisó la semana pasada asistencia sanitaria en Badalona, donde se encontraba para visitar a su hijo, ingresado en un centro sanitario privado, donde ha sido derivado por su mutua.
Durante su estancia en la ciudad catalana se sintió indispuesto. Un dolor en el vientre aconsejó que pasara por el Hospital Municipal de Badalona, incluido en el «Sistema Sanitari integral d’utilització pública de Catalunya» (Siscat). Tras ser sometido a un examen médico básico y ser tratado con fármacos se le dio el alta.
Sin embargo, el pasado viernes se agravaron las molestias y Rafael volvió al hospital, donde los facultativos le diagnosticaron una hemorragia digestiva y se le prescribió una colonoscopia y una endoscopia para determinar el alcance de la dolencia. Sin embargo las pruebas diagnósticas no llegaron.
Según asegura su hermano, hasta en cinco ocasiones negaron en el centro la realización de las pruebas argumentando que el protocolo del hospital no permite la realización de las mismas a personas que no se encuentren empadronadas en Cataluña, más allá de una radiografía o una analítica de sangre. Rafael volvió a recibir el alta tras reducirse el dolor. Tampoco consiguió este jubilado lucentino, residente en Córdoba, que se le entregara un informe médico donde constara el diagnóstico y la negativa del centro hospitalario a realizarle las pruebas.
Ayer Rafael acudió al Ayuntamiento de Badalona para empadronarse, temeroso de recibir una asistencia médica insuficiente en el caso de una nueva recaída. La funcionaria municipal mostró su extrañeza por la normativa aplicada en el centro hospitalario y telefoneo al mismo. Unas horas después disponía de una cita para su colonoscopia la próxima semana. Su familia se pregunta si habría sido igual para un vecino de Badalona o cualquier otra ciudad catalana que hubiese precisado asistencia sanitaria en un hospital andaluz.
Este tipo de prácticas son totalmente irregulares. Desde que las competencias sanitarias se transfirieron a las comunidades autónomas, existe un fondo de cohesión sanitaria entre las mismas que cubre tanto la asistencia básica como la especializada de cualquier ciudadano español que deba desplazarse a otra región y precise acudir a un médico o un centro hospitalario.
