Opinión: "Exceptio Veritatis", por Juan M. Roldán

13 de Noviembre de 2014
 Opinión: "Exceptio Veritatis", por Juan M. Roldán
Opinión: "Exceptio Veritatis", por Juan M. Roldán
Empezaré aclarando el titulo. La exceptio veritatis es la facultad que corresponde al acusado de un delito de calumnia de probar la realidad del hecho que ha imputado a otra persona.
 
Más adelante se aclarará el titulo de este escrito. También quiero dejar constancia de que, aunque los casos de corrupción habidos por parte de miembros del partido socialista, tanto en el gobierno central como en el de Andalucía, a la mayoría de los militantes socialistas nos avergüenzan y abochornan a la par, no serán objeto de critica en este escrito ya que estoy seguro que esa critica será ejercida fervorosamente por algunos de los amables lectores de este escrito así que dejaré tal asunto en sus manos pues, a esos efectos, es irrelevante lo que yo pueda decir como militante del PSOE por aquello del consabido “y tú más”.
 
Entrando en materia. En el ocaso del periodo de gobernación de Felipe González la derecha, comandada por Aznar, acuño  el eslogan “Paro, Despilfarro y Corrupción” para utilizarlo, a modo de ariete propagandístico,  en su estrategia política para derruir la credibilidad como partido de gobierno que el PSOE pudiera tener ante la opinión pública.
 
Aznar llego al poder; cierto que en su primera legislatura embridado por un, entonces si tacha, Jordi Pujol que, aunque el tiempo ha demostrado que era tan corrupto y sinvergüenza como el que más, en aquel momento era un estadista que se corresponsabilizaba de la estabilidad y gobernabilidad de la nación. Las Horcas Caudinas impuestas por Pujol a Aznar en el pacto del Majestic, en aras de la moderación política en esa su primera legislatura, dieron paso a la verdadera naturaleza del “ordeno y mando” impresa en los genes de la derecha española en cuanto los electores les otorgaron la mayoría absoluta en su segunda legislatura.
 
 
De todos son conocidos los falseamientos y mentiras que, a consecuencia de los execrables atentados islamistas del 11M, y la participación, si quiera fuese en grado de apoyo político y logístico, en guerras ilegales e inhumanas, se dieron como consecuencia de la servidumbre de Aznar con los poderosos y su soberbia y desprecio por la opinión pública.
 
Llegó de nuevo el PSOE al gobierno de la mano de Zapatero y otra vez es de todos conocido como su tremendo error, en su segunda legislatura, al no reconocer a tiempo la grave crisis que se nos venia encima propició, en parte por propia culpa y en parte por el agi-prop de la derecha, el advenimiento, como presidente del gobierno, del digitalmente designado Rajoy con una mayoría absolutísima fruto del desencanto ciudadano con el PSOE y de sus promesas de arreglo económico y regeneración de la vida publica que, según ellos Zapatero, malo entre los malos, había degradado absolutamente.
 
 
En el ínterin, mientras trazaban líneas rojas que prometían, una y otra vez  jamás cruzar, la corrupción rampante de la cúpula dirigente del partido de la derecha estaba en pleno apogeo.  Acusaban y volvían a acusar a otros, de lo real y de lo imaginario, pagaban con dinero opaco a la hacienda pública la reforma de su sede central, se embolsaban jugosas cantidades mensuales del mismo dinero mientras que, en cuanto pudieron, impusieron onerosas penalidades a la mayoría de los españoles al tiempo que algunos de sus significados dirigentes montaban estructuras mafiosas en Madrid, Valencia, Castilla la Mancha y Galicia sin que ello fuera óbice para impartir lecciones de moral y buen gobierno a los demás.
 
Los resultados a la vista están. El paro ha aumentado, la deuda se ha disparado, la pobreza y la desigualdad aumentan al tiempo que aumenta la riqueza de los privilegiados para los cuales gobiernan subordinados al dictado de Berlín y los escándalos de corrupción no dejan títere con cabeza en la cúpula directiva del partido de la derecha. No es necesario puntualizar, todos saben de sobra de lo que hablo. La atmósfera política se ha tornado irrespirable pues los mismos que la han emponzoñado pretenden erigirse en sus redentores, exasperando al máximo a unos ciudadanos atónitos ante la desvergüenza de un  gobierno que ha pervertido en lo absoluto el lenguaje e incumplido en todos sus términos las promesas por las que los ciudadanos le otorgaron su confianza.
 
Y aquí viene a cuento la máxima del titulo, pues a ella me encomiendo para afirmar que el partido de la derecha es, efectiva y verdaderamente, el partido del “Paro, Despilfarro y Corrupción” y a los hechos conocidos y a los autos judiciales emitidos me remito para, mediante la Execeptio Veritatis, justificar mis afirmaciones.
 
Juan M. Roldán
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