"Decir Madre es decir Amor": Mario Iceta deja entre las naves de su parroquia de San Mateo un pregón de profundo sabor mariano

"Decir Madre es decir amor. Decir lucentino es decir aracelitano. Es sentirse, como yo me siento, hijo de este amor. Nos faltarán días para agradecer a Dios el don grande que en Ella nos ha dado", dijo el Obispo de Bilbao, antes de cerrar su pregón, en el que fue presentado por David Aguilera y en el que contó con acompañamiento musical del coro de voces blancas Korala Gaudeamus, de Guernika

06 de Mayo de 2017
Mario Iceta, a los pies de María stma. de Araceli, durante su pregón

"María Santísima de Araceli es la esperanza que nos anima a progresar cada día hacia Dios. Alzando la mirada hacia la sierra de Aras comprendemos que nuestra meta es el cielo, aunque la subida pueda ser cansada y dolorosa". Con estas palabras se expresaba ayer sobre el altar de la parroquial de San Mateo el pregonero de las Glorias de María en estas Fiestas Aracelitanas, el Obispo de Bilbao, monseñor Mario Iceta Gavicagogeascoa.

Ya avisó su presentador, David Aguilera Malagón, Vicario Episcopal de la Campiña y párroco de San Mateo, que no cabía esperar del pregón de Iceta barroquismos sino un sentido mensaje cristiano y amor profundo hacia la Madre de Dios y así fue.  El pregonero dibujo con palabras un recorrido dividido en cuatro partes y doce estaciones por la vida de María y la forma en que se refleja en la vida de los lucentinos, en sus sentimientos y tradiciones.  Entre cada una de las partes, las voces de la Korala Gaudeamus, de Guernika, dirigida por Julia Foruria y con acompañamiento del pianista Jon Artetxe y cerrando algunas de esas estaciones la poesía, con referencias a María en voces tan diferentes como la de Gerardo Diego o Calderón de la Barca.

Explicó Mario Iceta que en Lucena se llama Madre a la Virgen de Araceli, y expuso como hilo conductor de su discurso que "decir Madre es decir amor, porque las madres son expresión acabada de un amor incondicional".

Resaltó el pregonero que María cuida a todas las madres, haciendo mención expresa al apoyo a familias y madres que realiza el Centro de Orientación Familiar San Juan Pablo II, del que él mismo fue pieza fundamental durante si labor pastoral en Lucena, y manifestó la necesidad de que " seamos portadores de esperanza a todas las familias, ayuda eficaz a las que sufren, acompañamiento cercano a toda madre que lleva en su seno el don más hermoso".

Más adelante, y glosando la huida a Egipto de Jesús María y José, el Obispo de Córdoba recordó a los refugiados y emigrantes, señalando que es "una escena que pasa impávida ante nuestros ojos y a la que lamentablemente parece que nos acostumbramos" y se preguntó si nos atrevemos a acogerlos como la Sagrada Familia fue acogida en Egipto.

En su exaltación, Iceta Gavicagogeacoa, hizo referencia a la petición del Papa Francisco de que "toda la Iglesia, todo bautizado, se ponga en estado de misión" y añadió que "cuando desde el Santuario de Aras, en la noche, una luz atraviesa la oscuridad y nos revela la presencia de la Madre iluminando nuestro camino y trayendo sosiego a nuestro corazón, así también nosotros estamos llamados a ser luz, personas cántaro que den de beber a los sedientos de la vida" y resaltó que "es preciso que Lucena se ponga en estado de misión".

Para hablar sobre el dolor y el sufrimiento de la Madre, Iceta hizo referencia a los momentos que viven los lucentinos en torno a Nuestro Padre Jesús Nazareno, a su salida de la Capilla el Viernes Santo con el que dice "volvemos la mirada a la Madre" que sufre por su hijo, acentuando que "María es amor infinito en la Pasión de Jesús, Ella transita la calle del dolor, cada dolor del hijo martillea su alma... y es el dolor de la propia entraña".

Por otra parte, señaló Monseñor Iceta que es la alegría de la resurrección "lo que celebra Lucena durante el mes de mayo, en su romería, cultos aracelitanos y procesión".

El Obispo de la Diócesis de Bilbao y en su día párroco de San Mateo, cerró su pregón señalando que "decir Madre es decir amor. Decir lucentino es decir aracelitana. Es sentirse, como yo me siento, hijo de este amor. Esta noche renovemos el amor a nuestra Madre. Nos faltarán días para agradecer a Dios el don grande que en Ella nos ha dado. Vivamos intensamente cada día la presencia de este regalo inmenso".

Un pregón intenso y profundamente mariano, que tuvo como preámbulo una presentación en la que David Aguilera, compañero de Seminario de Iceta en el Seminario San Pelagio de Córdoba, ofreció una visión personal de los principales hitos de la vida del pregonero, basados en anecdotas comunes, desde su paso por el Seminario a su designación como Obispo de Bilbao para concluir diceindo de Iceta que es buen amigo, una persona que cuida del clero y que no se rinde ante ningún tipo de presiones.

Cerrando el acto, y antes de la interpretación del Himno por los fieles que llenaban la iglesia y de la salida de la Corte Aracelitana bajo los sones de la Marcha de Infantes, el hermano Mayor de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli, Rafael Ramirez Luna y el alcalde, Juan Pérez, acompañado por la edil de Fiestas, Mar Morales, entregaban a pregonero y presentador una placa conmemorativa del acto y un olivo de plata como presentes por su aportación a unas fiestas que acaban de comenzar y que prometen aún muchas emociones.

Mañana les ofreceremos nuestra galería de fotos y vídeo del pregón.

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