Francisco Javier Reyes, pregonero de la Semana Santa: "La santería debe estar constantemente renovándose para que no cambie"

"Para mí es un honor y una satisfacción enorme que se hayan acordado de mí para poderle decir a la cara a esta tierra lo mucho que la quiero"

06 de Abril de 2017
 Javi Reyes, pregonero de la Semana Santa 2017, en el Llanete de San Francisco.
Javi Reyes, pregonero de la Semana Santa 2017, en el Llanete de San Francisco.

La exclusividad de la santería, tradición singular de Lucena, y su convivencia indispensable y recíproca con la vertiente cofradiera articulan la argumentación nuclear de Francisco Javier Reyes Ávila, pregonero de la Semana Santa del año 2017. Confiesa que, en modo alguno, anunciar los ocho días de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús había aparecido como una pretensión personal. Una vez digerido el nombramiento, se dispone a entonar un panegírico a su tierra, ensalzando una costumbre que considera inimitable y de la que resalta su capacidad de pervivencia sin precisar la asunción de influencias de otras latitudes. Un acto que empezará a las nueve y media de la noche de este sábado en la iglesia parroquial de San Mateo, sesenta minutos más tarde de lo inicialmente anunciado puesto que la eucaristía se oficia a las ocho y media, ajustada, sin modificación posible, al horario programado para el período de primavera y verano.

-¿Alguna vez había imaginado que podían proponerle realizar y pronunciar el pregón de la Semana Santa de Lucena?

Para nada, eso no cabía en mis planes, ni estaba en mi cabeza el que yo algún día pudiera dar el pregón de Semana Santa. Para mí es un honor y una satisfacción enorme que se hayan acordado de mí para poderle decir a la cara a esta tierra lo mucho que la quiero. Por tanto, fue una verdadera sorpresa, jamás me lo hubiera imaginado.

-Cuando decide finalmente aceptar el encargo de la Agrupación de Cofradías, ¿qué ideas, sentimientos o vivencias son las primeras que le surgen como prioritarias para transmitirlas en la iglesia parroquial de San Mateo?

Muchísimas. Aquí se agolpan un montón de sentimientos, sobre todo los que vienen de cuando yo empiezo a santear, de cómo veo yo la santería, de qué es la Semana Santa y la santería para mí en Lucena. He dicho en alguna ocasión que otra que, para mí, Lucena es un bastión, una isla, que es muy particular y todo lo que hay alrededor es más de lo mismo. Aquí no hay costales, ni costaleros, ni capataces, lo que hay son manijeros; ni sabemos de cargadores ni  de puertos, como viene pasando en otros sitios, ni hemos heredado ni hemos copiado absolutamente nada de nada de otros sitios. Lo nuestro genuino, especial y particular, nada más, y como esto no hay otra cosa igual en España y en el mundo.

-¿Cómo se escribe un pregón?

Tirando mucho de la memoria, de los sentimientos, de vivencias y todas las cosas que han pasado a lo largo una vida de una persona como santero. Y acordándome mucho de los amigos, de los que están, la mayoría; y de algunos que ya no están. También con mucho esfuerzo. Es un proceso de interiorización, que lleva aparejado, además, el recuerdo de mucha gente que te ha rodeado a lo largo de tu vida y en las cofradías.

-¿El pregón ya está definitivamente terminado?

Está concluido cuando dices he dicho, mientras sigues repasando, lo sigues dando, y hay cosas que vas corrigiendo, que vas poniendo y quitando.

-Presentó a Juan Carlos Jurado cuando exaltó a Nuestro Padre Jesús Nazareno, hace 11 años, y se intercambiaron los papeles en el pregón de Santa Teresa, en el 2012. ¿Qué le mueve a volver a confiar en él como introductor de su manifestación, ahora en el atril de San Mateo?

Aparte de que es un gran amigo, es una persona con una inteligencia emocional muy grande. Él va a saber, no es que otros no supieran, pero él estoy seguro de que sí, ponerle los puntos sobre las íes. A fuerza de años, nos conocemos muy bien, sabemos cómo somos cada uno, cómo nos vemos y cómo nos vemos reflejados uno en otro.

-Ha desvelado que su pregón se compone de diferentes piezas menores. ¿A qué dedica cada una de esas partes?

A las cofradías, en concreto. En un pregón de Semana Santa, hacer un totum revolutum, y mezclar pasos, la verdad es que es bastante complicado. Cada paso tiene su idiosincrasia, su costumbre y sale de un sitio distinto. Por ejemplo, hay varios Nazarenos, pero cada uno es distinto; de todos los que hay en Lucena ninguno coge la Cruz igual. Bajo esa premisa, no se puede hacer un pregón metiéndolos a todos en una mescolanza, sino cada uno en su día, en su momento, por su calle, cada uno su salida y cada uno su entrada. Por eso se compone de pequeños pregones más chicos.

-¿Qué predomina, con mayor fervor, en el interior del pregonero, el sentimiento santero o el compromiso cofradiero?

Esto es un quid pro quo, tú me das y yo te doy. Por eso digo que Lucena es distinta a todo, pero no perdamos de vista que la santería no existe si no hay cofradías y sin la santería, las cofradías quedarían relegadas a los cultos y poco más, no habría quien procesionara los pasos y los sacara a la calle. No se entiende una cosa sin la otra, es imposible, las dos cosas tienen que ir de la mano. Tiene que existir la santería para hacer las cofradías más grandes y las cofradías tienen que hacerse más grandes para estar al servicio de la santería. En la mayoría de los sitios, las cofradías las mantienen los hermanos, aquí, lamentablemente, si las cofradías tuvieran que mantenerlas los hermanos nada más, saldrían muy poquitas a la calle. Porque en Lucena nos cuesta rascarnos el bolsillo cuando se trata de una cofradía, necesitamos volcarnos un poquito más con las cofradías; sobre todo los que son hermanos, hacer hermandad. Primero tienen que tender la mano los cofrades y los hermanos cogerla e intervenir en actos y los cultos de las cofradías. Los hermanos tienen que participar en todo eso. A día de hoy ni los hermanos están por la labor y a lo mejor las cofradías no saben llegar a los hermanos. Luego, a los santeros y manijeros, que no sea lo pido, estoy colaborando una serie de años y cuando lo hemos mandado, se acabó.

-¿Sin la santería sería imposible sustentar económicamente a las cofradías?

Sí, es totalmente imposible. Esto lo sostienen casi siempre, una minoría de hermanos, muy pocos, y luego los manijeros y los santeros, presentes y futuros, que, durante un cierto tiempo, están colaborando con la cofradía. Si dependiera solo de los hermanos, las cofradías no podrían mantenerse.

-¿Cómo le han influido su período de hermano mayor de la Cofradía del Valle y el lustro como miembro de la junta de oficiales de la Agrupación?

El ser hermano mayor me permitió ver las cofradías de otra manera. Yo llevaba años en la Cofradía del Valle, pero sufrí en primera persona lo que es una cofradía como esta, la del Valle, que requirió en su día muchísimo esfuerzo, no es como las emblemáticas, que algo más de apoyo tienen. Me encontré con una cofradía casi al borde de la extinción, con deudas y sin manijeros. En los tres años que estuve, tuve la suerte de que hubo una serie de personas que me ayudaron mucho, conseguí que no desapareciera y, por lo tanto, me hizo valorar muchísimo más el trabajo de los cofrades. Y a la Agrupación de Cofradías no le damos el valor que debiera tener, que tiene un grandísimo valor porque es el ente aglutinador de todas las cofradías y cualquier problema que tiene una cofradía va a la Agrupación y sus miembros se deshacen intentando buscarle soluciones y remedio que sean buenos para todas las partes. La Agrupación debe existir, es necesaria su existencia y les pediría a los hermanos mayores un poquito más de compromiso con la Agrupación de Cofradías, que se vuelquen y que se pongan en sus manos, siempre van a ganar más que perder, y dejar los individualismos a un lado buscando el bien común. La Agrupación de Cofradías ha de tener mando en plaza y todos los hermanos mayores tienen que otorgarle el mando en cosas que sean de especial relevancia.

-¿Qué le ha aportado la santería?

Me ha aportado una cosa de grandísimo valor que creo que no hay con qué pagarla, que es la amistad. Yo lo digo en el pregón, hay personas que no se conocen de nada y llegan a una santería y la amistad que hacen es tan grande que ya es para siempre. A mí me ha permitido la santería, por ejemplo, tener una cosa muy grande que es mi amigo Pablo Fuentes. Hay gente en este pueblo, pero que a mí me haya tocado en suerte ser amigo de él no lo puede decir todo el mundo. También le debo muchos amigos a las cofradías.

-¿La santería debe ser conservada, es prioritario renovarla o precisa urgentemente de un retorno a sus raíces?

La santería debe estar constantemente renovándose para que no cambie, tiene que ir adaptándose a los nuevos tiempos, para conservar la esencia. Los tiempos van mudando y con los tiempos, las modas. Hay que dejar claro que la santería no es una moda, es una tradición y una costumbre y así se debe mantener per saecula saeculorum, esto no puede desaparecer. Para que no desaparezca, debe adaptarse, según vayan demandando los tiempos, todo lo que se estanca, se pudre y desaparece.

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