Gonzalo Angulo, el arte de la orfebrería desde Lucena

23 de Marzo de 2012
Gonzalo Angulo, el arte de la orfebrería desde Lucena
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Desde un punto de vista meramente artístico, la Semana Santa conituye un auténtico escaparate de la grandiosidad de la imaginería andaluza. A esa majestuosidad contribuyen de forma decisiva los tronos sobre los que se procesionan estas imágenes, muchos de ellos elaborados en Lucena, así como coronas, ánforas y todo un mundo de elementos ornamentales, muchas veces elaborados en metal por artesanos orfebres. Nuestra ciudad es cuna de de muchos de estos artistas, a los que iremos visitando desde estas páginas.

Hoy nos acercamos al taller de Angulo Bronces, un lugar donde las ideas toman forma mediante la fundición y el trabajo del metal. “En la orfebrería lo más difícil es elaborar el diseño previo porque todo tiene que tener una armonía”, nos cuenta Gonzalo Angulo, gerente de esta firma lucentina de larga tradición orfebre.

Angulo explica que la idea parte de un boceto que poco a poco va tomando forma de acuerdo con las necesidades del cliente. Luego vendrá el trabajo sobre la chapa de latón, cobre o plata, en la que se trazarán las líneas decorativas con cinceles y martillos, para ir repujando y cincelando el metal hasta obtener el resultado deseado, el plateado o dorado de las piezas y su ensamblaje o montaje. Con este método la antigua empresa familiar Hermanos Angulo elaboró buena parte de los tronos que hoy día salen en la Semana Santa lucentina.

En estos días de Cuaresma en el taller están trabajando en un trono y hace escasos días acaban de entregar otro. También se crean numerosos enseres cofrades. “En este caso los pedidos son para Málaga, la costa alicantina, etc, aunque aquí llegan proyectos de toda España”, aclara Angulo.

Esta empresa lucentina tuvo sus orígenes en uno de los comercios artesanos más antiguos de Lucena. “El primer catálogo que tengo es del año 1880, por lo que ya suponemos que tenían el negocio bien establecido”, dice el orfebre. En ese momento se dedicaban a la elaboración de útiles domésticos como el velón, candiles o peroles. Ya entrados en el siglo XX y tras la finalización de la Guerra Civil, con el cambio de hábitos en el ámbito doméstico, entraron en desuso este tipo de objetos, y comenzaron a centrarse en la orfebrería religiosa, aunque sin dejar nunca de elaborar los productos con los que comenzaron.

El ser orfebre, según el propio Angulo cuenta, “es una actividad profesional muy compleja, ya requiere tener muchos conceptos sobre arte, dibujo, técnicas de soldadura, moldeado, etc”. Sin embargo está demostrado que en el taller es donde se crea al verdadero artista, es ahí donde su obra toma forma y se aprende el arte de trabajar sobre el metal, generación tras generación, para que no desaparezca una actividad artesanal que en Lucena cuenta con algunos de los mejores exponentes de toda España y que sigue intentando mantenerse viva.
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