Juan Gómez, manijero del Cristo del Amor: "La cofradía podría modificar la primera parte del recorrido"

11 de Marzo de 2014
 Juan Gómez, manijero del Cristo del Amor: "La cofradía podría modificar la primera parte del recorrido"
Juan Gómez, manijero del Cristo del Amor: "La cofradía podría modificar la primera parte del recorrido"

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El anhelo de Juan Gómez Paredes (23-07-1971) era ser manijero y no concebía dicha responsabilidad sin una túnica roja. Desde pequeño, frecuentaba la iglesia parroquial de San Mateo y se emocionaba con el Santísimo Cristo del Amor. En las circunstancias contemporáneas, equipara a la santería con un lujo y sugiere que una constante renovación de esta tradición lucentina es indefectible para su continuidad. Sus amigos lo alentaron y redactó una carta cuyas proposiciones se materializarán este Martes Santo.
 
-¿Entraña dificultad llegar a ser manijero del Santísimo Cristo del Amor?
Es complicado porque es un Cristo por el que Lucena siente mucha devoción. Por esto, hay muchos manijeros que quieren tocarle la campana a este paso. En mi caso, ha tardado mucho tiempo porque escribí y envié la carta en el año 2001 y me han concedido el honor para el 2014. Así que he tenido que esperar 13 años. Nunca hay que perder la esperanza. Hay que estar con la cofradía y que te vean.
 
¿Es su ambición culminante en la santería?
Yo tenía claro que quería ser manijero. La santería me ha gustado de siempre y me ilusionaba ser manijero. En todo caso, si lo era de alguna imagen, no había otra como el Cristo del Amor. Cada uno tiene sus preferencias, pero yo me he criado en el centro, llevo muy dentro la iglesia parroquial de San Mateo, he estado viéndolo siempre y este es mi Cristo.
 
¿Cuáles son los puntos relevantes del recorrido?
El recorrido del Martes Santo es complicado, bonito, pero, según mi entender, debería experimentar alguna modificación. La "Cuesta del Tomate" marca la santería porque acabamos de salir y la gente va con muchas ganas. Igualmente, son sitios clave la "vuelta de La Llave" y la calle Las Torres. En estos lugares es donde, realmente, Lucena va a ver al Cristo, aunque lo observan durante todo el recorrido, allí es más especial.
 
-¿Al diseñar su cuadrilla ponderó qué tipo de santero situaba en la parte delantera y en la trasera?
Yo he tenido claro que mi esquina mala era un gran amigo mío y un gran santero, Juan Beret. A partir de ahí, yo quería una trasera poderosa, y así ha sido, con dos esquineros muy buenos. En la mala, el citado Juan Beret, y en la salud, Juanlu Sánchez. Ambas esquinas están muy bien formadas y delante no puede ser menos, gente con poder para poder aguantar y mantener el paso siempre arriba.
 
-¿Qué importancia le concede al tambor?
El tambor, en esta santería y en todas, es primordial. Es lo que marca el paso. Un buen tamborero es capaz de ayudarte en momentos complicados y, por el contrario, si no está acertado puede hundirte. Es lo más esencial de la santería. Conmigo van cuatro tambores: Nicolás Vázquez, su hijo Iván, Paco Morales y Rafael Aranda.
 
"Los pasos que tienen menos calado en el aficionado van a tener problemas porque la gente está mal"
-¿Por qué se planteó ser manijero?
Me empujaron mis amigos. Cuando finalmente me decidí fue en el año 2001. Me reuní un día con los más allegados y les planteé a ellos la posibilidad. Todos los que estaban conmigo se entusiasmaron y me animaron a que solicitara la manijería y me trasladaron sus convicciones de que lo conseguiría.
 
-¿Las exigencias económicas de las cofradías a los manijeros son desmesuradas?
No son acordes con la situación actual. Al menos en lo que respecta a esta hermandad. La Cofradía del Amor y Paz es exigente. Posiblemente será porque tiene una retahíla importante de cartas firmas por personas que quieren ser manijeros de sus pasos. Ellos se ven en una posición fuerte. Lo entiendo, no lo critico, pero deberían ir más en sintonía con la situación que estamos pasando. La coyuntura presente es muy mala y no va a mejor, posiblemente va a peor. Tienes que gastarte un dinero en flores, en cantaores, en tambores, en las juntas y todo lo que conlleva la santería del Cristo del Amor. Todas las cofradías de Lucena deberían hacérselo ver. Yo sé que algunas están poniendo algo de su parte. En todo caso, mi decisión fue solicitar esta manijería y afronto todo lo que mi cofradía me requiera. 
 
-¿En qué situación se encuentra la santería?
La santería yo la veo bien. Solamente que está relacionada a la economía. Los pasos grandes de Lucena no van a tener problemas nunca, pero los que tienen menos calado en el aficionado, van a tener problemas porque la gente está mal. La santería es un lujo. A mí ser manijero me cuesta un dinero, pero ser santero también lo cuesta. Como mínimo, a un santero, se le van 300 o 400 euros anuales entre cenas, loterías, papeletas, regalo al manijero, la junta que pagues, etcétera. Le pegas a tu casa un recorte de 300 o 400 euros.
 
-¿Cómo debe ser una junta? ¿Existe actualmente demasiado protocolo?
Una junta es una reunión de amigos. Las juntas que hemos ofrecido han sido normalitas en todo, sin que falte de nada. La santería es convivir un año con personas que, al terminar ese año, son tus amigos. A algunas juntas se les añade un protocolo y yo lo veo bien.
 
-Indique, en su opinión, lo mejor y aquello mejorable de la santería.
En cuanto a lo que se debe mejorar, pienso que las cofradías deberían comprender las condiciones físicas de los santeros. Actualmente, la gente no es lo fuerte que era antes. En el pasado, las personas estaban más trabajadas, del campo, por ejemplo. Me remito a mi cofradía, que es la que estoy viviendo, habrían de mirarse un poco más el recorrido y se debería modificar. La calle Las Tiendas, o antes que se daba la vuelta a la Plaza Nueva, sobra. Si después de la salida, tomas la calle La Villa, les quitas una hora a los santeros y, así llegarían al final del recorrido, que es lo bonito, más enteros. En cambio, lo mejor de la santería, son los santeros, Lucena. Se ve al llegar la Semana Santa, es un gusto contemplar la devoción e incluso es un pilar importante para la economía de este pueblo. Es de las semanas en las que más bonita está Lucena.
 
-¿La santería ha de renovarse o recuperar enseñanzas y costumbres del pasado?
Como todo en esta vida, la santería debe ir continuamente renovándose, sin dejar atrás el pasado y la santería que se hacía antiguamente. Lo bueno que había antes, hay que intentar recuperarlo, pero siempre mirando hacia adelante, nunca hay que estancarse, y siempre hay que innovar. Todo tiene mejora siempre. Hay que conservar la tradición. No obstante, para mantenerla hay que adaptarla al presente y yo estoy abierto y los lucentinos también lo somos y sabemos tirar hacia adelante.
MANUEL GONZÁLEZ

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