Juan Ramírez, manijero de la Virgen de los Dolores: "A ilusión no nos gana nadie"

12 de Marzo de 2014
 Juan Ramírez, manijero de la Virgen de los Dolores: "A ilusión no nos gana nadie"
Juan Ramírez, manijero de la Virgen de los Dolores: "A ilusión no nos gana nadie"

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Juan Ramírez Porras (01-12-199) no comprende que un santero rehúse compartir un año con sus amigos por aceptar una proposición para incorporarse a una cuadrilla de una imagen más célebre de Lucena. Los ojos del manijero de Nuestra Señora de los Dolores se humedecen cuando conversa sobre santería. Reconoce su inexperiencia, pero está convencido de que la entrega de sus compañeros y las aportaciones de sus porrillas compensarán sus carencias. Una junta de la Subida de María Santísima de Araceli avivó el amor por una pasión cuyos adeptos en Lucena cuenta por miles.
 
-¿Cómo se desencadenan los acontecimientos para que se estrena de manijero?
Sé que llego nuevo a la santería y estoy muy fresco en todo. El apoyo de mis santeros, mis amigos y mi familia ha sido fundamental desde que me entregaron la campana. Estoy bastante contento con lo que estamos haciendo tanto mis santeros como yo. Mi cuadrilla es la que me está guiando. Y mis amigos veteranos son los que me aconsejan y me aportan la experiencia que a mí me falta. Hace dos años me adentré en el mundo de la santería, por mediación de dos miembros de la Cofradía del Carmen, en concreto de la vocalía de la juventud. Pasado el tiempo, ellos me trasladaron sus ganas por procesionar a Nuestra Señora de los Dolores. Aunque a mí me hubiera gustado que el manijero hubiera sido Francisco Luque, mi esquina de la salud e integrante de la junta de gobierno de la hermandad, pero, al final, tuve valentía y hablamos con el hermano mayor para expresarle mi deseo. Él no puso ningún inconveniente y le produjo alegría que los cuatro esquineros fuésemos, aparte del manijero; Álvaro Ramírez, la esquina izquierda; Francisco Bergillos "Bilila"; y el ya señalado Francisco Luque.
 
-¿De dónde le procede la afición por la santería?
En el mundo de la santería llevo participando prácticamente dos años. Siempre lo había visto desde fuera. Pienso que esta tradición si no se vive desde pequeño, es difícil retomarla más adelante. Tengo que agradecer a mis familiares y a mi primo Patri Barbancho que me incorporaran definitivamente al ambiente santero. Este último me llamó un viernes por la tarde para invitarme a la junta oficial de la Subida de María Santísima de Araceli. Yo me sorprendí enormemente y cuando me vi allí se despertó definitivamente mi pasión por la santería. El manijero Juan Cortés me permitió asistir al resto de juntas. Desde chico me gustaba muchísimo la Semana Santa y siempre le he tenido respeto y cariño a todas las imágenes. Tal vez, esta Virgen es la menos valorada en Lucena porque sale de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen y, como el Martes Santo es una jornada grande en Lucena, se le presta menos atención a esta Dolorosa.
 
-¿Cómo valora a su cuadrilla?
Probablemente, somos la cuadrilla más joven de la próxima Semana Santa. No obstante, a ilusión no nos gana nadie. Aguardamos la llegada del Martes Santo con muchas ganas de disfrutar y deseamos que ese día todo sea perfecto. Hemos recorrido un camino largo con esta Virgen y percibo mucho cariño y unión tanto en la cuadrilla como por esquinas. Además, contamos con la sabiduría de los porrillas Rafael Ramírez y Patri Barbancho.
 
-¿Cómo vive la juventud de Lucena la santería?
Es un tema complicado. Los jóvenes en Lucena son un poco hipócritas, se prefieren dedicar a santerías grandes y dejar de lado los inicios y a los amigos. No hay mejor amistad que rechazar un santo grande por disfrutar un Martes Santo en la Virgen de los Dolores con tus amigos. Y hay santeros que me lo han demostrado a mí. Mi idea general es que a la juventud lucentina le gusta bastante la santería y se comprueba durante la Semana Santa porque las calles están llenas de gente joven.
 
"La santería empieza a raíz del sentimiento cofrade"
-¿Por qué se planteó ser manijero?
Por el cariño que me demostraron varias personas y por el apoyo que me transmitieron. Yo me veía algo nervioso cuando fui designado manijero, pero hubo personas que me tranquilizaron y me aseguraron que con confianza todo iría por buen camino.
 
-¿Las exigencias económicas de las cofradías a los manijeros son desmesuradas?
Es complicado mantener una cofradía. Y, por ello, hay que pedirle un esfuerzo al manijero porque él también goza del honor de llevar a la Virgen o al Señor sobre sus hombros y de ponerle el nombre a esa santería. Eso tiene un precio también. Las hermandades deben mantenerse y hay que apoyarlas.
 
-¿En qué situación se encuentra la santería?
El nivel de la santería es altísimo. En un artículo, publicado en un periódico, leí que había 2.500 santeros. Considero que hay mucha pasión por la santería en Lucena y también por las cofradías. La Archicofradía del Carmen es un ejemplo, hay chavales que desde pequeños se están criando en una hermandad. La santería empieza a raíz del sentimiento cofrade que cada uno tiene puesto que vas experimentando lo que se siente.
 
-¿Cómo debe ser una junta? ¿Existe actualmente demasiado protocolo?
Las juntas deben empezar por un saludo entre todos los presentes. En ese momento se empieza a palpa el ambiente. Cuando todos los santeros se sientan y yo permanezco de pie, opto por dejar que fluyan las palabras. Después, hay que disfrutar, cantando, sobre todo. Guion no creo que deba haber ninguno.
 
-Indique, en su opinión, lo mejor y aquello mejorable de la santería.
Lo mejor es la voluntad que muchas personas le imprimen a la santería y la pasión y las ganas que demuestran chavales que incluso ni se han estrenado. Están deseando que los llames, aunque sea para ser reservas o para ayudar en las juntas. En cambio, lo peor, como ya apunté antes, son los santeros hipócritas que hay, solo van a lo suyo y a buscar santerías grandes porque vas a buscarlos a su puerta, a ofrecerle salir en cualquier paso, y si no es para un Jueves o un Viernes Santo, pues no lo aceptan.
 
-¿La santería ha de renovarse o recuperar enseñanzas y costumbres del pasado?
Por una parte, la renovación es positiva, pero también hay costumbres que hay mantenerlas. Debemos aprender de los santeros expertos y absorber sus mensajes como si fuéramos una esponja. Es imprescindible compartir todos los momentos posibles con ellos. Por otro lado, se debe cuidar la cantera. Me gustaría, algún día, llevar un repisón en una santería con gente mayor y poder aprender de ellos a cada segundo. Cuando los escucho hablar de santería, incluso se me saltan las lágrimas y te llega al corazón.
MANUEL GONZÁLEZ

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