Jueves Santo: Madrugada de Silencio y tambores enlutados (fotos)

28 de Marzo de 2013
Jueves Santo: Madrugada de Silencio y tambores enlutados (fotos)
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Una Plaza Nueva expectante, totalmente repleta de público, aguardaba a que el reloj del ayuntamiento marcase las doce de la noche y el comienzo del Jueves Santo lucentino. A esa hora se apagaban las luces del alumbrado público y de los comercios del recorrido oficial y el toque fúnebre del campanario de San Mateo y el sonido sordo de los tambores comenzaban a hacerse presentes en el ambiente: se abrían las puertas del templo para dar salida a la Hermandad de Tambores Enlutados del Stmo. Cristo de la Misericordia, el popular Silencio, sin duda el más "castellano" y austero de los desfiles procesionales que se celebran en nuestra ciudad. Primero los de tambor y posteriormente los de vela, los hermanos de la cofradía tomaban la calle de la Villa, el pasaje del Cristo del Silencio y la cuesta del Castillo, para llegar a un Coso repleto de público.
 
Fundada en 1955, en el entonces Instituto Laboral Marqués de Comares como Cofradía de estudiantes, la cofradía del Silencio procesiona un crucificado del siglo XVII y de autor anónimo procedente de la desaparecida Escuela de Cristo se veneraba en "Hospital de Niñas Huérfanas existente en la Plaza de Aguilar, hasta que en 1933 pasó a San Mateo. En los años 1969 y 1970 acompañó a esta Congregación la Hermandad de Tambores Enlutados de Baena, lo que impulsó a crear una Hermandad similar adscrita a la Cofradía y que hoy constituye una de sus principales señas de identidad.
 
Ayer fue su manijero Lucas Cruces Carmona –que ha ejercido en la cofradía como mayordomo del Stmo. Cristo del Silencio– tuvo en las esquinas a Carlos Muñoz, Eduardo Cruces y José Ramón Carmona, en una cuadrilla de santeros en la que se alternaba juventud, madurez, experiencia y sobre todo mucha ilusión y devoción.
 
Impresionante, un año más, el paso por la Cuesta del Castillo y el interior del paseo del Coso, en medio de la oscuridad, tímidamente rasgada por la luz de las velas portadas por los hermanos y los cuatro hachones de cera roja del recogido trono en el que se procesiona el impresionante crucificado, en medio del silencio, sólo roto por el sonido de los tambores enlutados y el toque de la trompeta de Antonio Durnes y Jesús Mármol. 
 
Espectacular y solemne la entrada en San Mateo, entre las filas de hermanos de vela y tambor arropando la imagen de este hermoso crucificado en su despedida.
 
Tras la estación penitencial, siguiendo la tradición de esta cofradía, se procedió a entregar la campana del desfile procesional del próximo año, honor que ha recaído en el hermano de la cofradía Raúl Campaña López, tras la votación de los componentes de la Junta de Gobierno.
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