Este sábado 3 de agosto tendrá lugar la primera procesión que la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán celebrará en honor de su titular. A las 20 horas del citado día tendrá lugar una santa misa por motivo de su festividad litúrgica (8 de agosto). Tras ello, Santo Domingo de Guzmán procesionará siguiendo este itinerario: Juan Jiménez Cuenca, El Agua, San Pedro, Curados, El Peso, Martín Alonso, Abad Serrano, Cabrillana y entrada a su templo.
Daniel Fernández Haro será el manijero de la cuadrilla que santee a la imagen dominica, que contará con el acompañamiento musical de la Banda Municipal de Casariche. Para la ocasión, han sido cedidas las andas de madera en que procesiona la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Caridad, junto con su candelería plateada. El conjunto puede admirarse estos días en la nave de la epístola de la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán.
APUNTES HISTÓRICOS
Santo Domingo de Guzmán ha procesionado en ocasiones puntuales y extraordinarias, tales como el traslado de María Santísima de Araceli desde las Carmelitas Descalzas hasta la Parroquia de San Mateo, en abril de 2012, o la ceremonia de bendición y reapertura de la iglesia de San Pedro Mártir de Verona, en marzo de 2014.
Según informaciones del cronista oficial Luisfernando Palma Robles esta imagen de Domingo de Guzmán estuvo en San Pedro Mártir, donde quedó destrozado su retablo debido al hundimiento de la techumbre en 1866. Este se encontraba en el lateral del evangelio del crucero. Atendiendo al devenir histórico del templo y sus capillas, pudiera fecharse la hechura del santo a mediados del siglo XVII, con un posible origen granadino. Lo más interesante de esta buena imagen es que sostenía un libro de rezos que contiene la firma del gran Francisco de Quevedo y Villegas.
La efigie que representa al santo en actitud pausada, muestra cierto hieratismo y una marcada frontalidad, hecho que nos desvela la finalidad con que se realizó, la de ocupar un nicho o retablo. Es una imagen de candelero que presenta sendos brazos fijos, sin articular. Viste Santo Domingo el tradicional hábito dominico con el blanco en la túnica, que alude a Dios y a su pureza, y el negro de la capa, que representa la penitencia y mortificación para llegar hasta Dios. En su mano derecha porta la Cruz, símbolo cristiano, como mástil de un banderín con el escudo de la orden dominica. En su mano izquierda, recoge el libro de la palabra de Dios. La estrella de su frente simboliza la sabiduría que Dios le concedió, y sostiene además un Santo Rosario, rezo a la Virgen que la tradición le atribuye.
LA INICIATIVA
Vicente Castander Guzmán, párroco de Santo Domingo, ha sido el impulsor de la procesión al titular de su templo. El día de Santo Domingo. En una misiva a su feligresía reparaba en el hecho de que “a veces nos hemos acostumbrado a ver a las imágenes puestas bien altas en los retablos y altares y no caemos en la cuenta de que hemos de bajar a las imágenes y ponerlas a nuestro nivel para comprender que los santos son personas como nosotros y que son puestos por la Iglesia para nosotros como modelos de lo que es la vida cristiana”.
–¿Con qué motivo se celebra la procesión de Santo Domingo?
– El día de Santo Domingo es el 8 de agosto y nosotros lo vamos a celebrar el primer sábado de agosto por ser un día en que pueda acudir más gente y acompañar a la procesión. Yo pienso que el protector o titular de una parroquia como es Santo Domingo es una persona que está puesta por la iglesia, un santo que está en el cielo y que intercede por nosotros, que es un modelo de santidad, de seguimiento de Cristo y de lo que significa ser cristiano. Además, Santo Domingo es una persona muy importante dentro de la historia de la Iglesia de España, fundador de la orden dominica, que da origen por ejemplo al Convento de San Pedro Mártir aquí en Lucena, que era dominico y en el que han surgido cofradías como la de Nuestro Padre, principal devoción de Lucena junto a la Virgen. Creo que es una manera de realzar a la figura de Santo Domingo: que se conozca, que se le tenga devoción y que no sea solo una imagen que está puesta en un retablo y que da nombre a una parroquia pero del que nadie sabe apenas nada.
– ¿Cómo surge la idea de la procesión por las calles de Lucena?
– Llevo dos años de párroco aquí y el año pasado vivimos la fiesta de Santo Domingo como una festividad más, sin pena ni gloria, y pensé en que me gustaría, ya que tenemos una parroquia que tiene tantos grupos de jóvenes, tanta santería y cofradía, una parroquia que está tan viva al fin y al cabo, que al menos hubiera un momento de darle culto público. Hablando con un grupo de jóvenes de confirmación y más en concreto con Daniel, que será el manijero, entusiasta y buena persona, se echaron hacia delante con ilusión para sacar la imagen. La ilusión de ellos y el ver una manera de acercarme a esos jóvenes hizo que colaborásemos para celebrar la procesión.
– ¿Qué se pretende con la celebración de este culto exterior?
– Lo que se pretende es dar un culto público, hacer una manifestación de fe, de devoción, de cariño a los santos, a aquellas personas que han seguido a Jesucristo con fidelidad. Además, esta imagen de Santo Domingo es una maravilla no solo por lo que representa sino por su hechura, una preciosa talla que podría estar atribuida a algún discípulo de Mena, como Antonio del Castillo, por rasgos como la forma de la boca o de los ojos. Las vestiduras que lleva, tanto el hábito como el manto con sus bordados antiguos, posiblemente del siglo XVII o XVIII, no lo sabemos, el toisón de oro, el banderín de plata, la estrella de oro que lleva en la frente... forman una imagen muy hermosa que creo que merece la pena que la gente conozca e identifique con Santo Domingo.
– ¿Será un hecho aislado esta procesión o se pretende que se perpetúe en el tiempo?
– A mí me gustaría que la procesión no fuera un hecho aislado, que salga todos los años, pero eso dependerá de cómo salga la procesión: si resulta bonita, si acompaña también la gente... Sé que es un tiempo muy malo, que hace calor, que es verano, pero todo dependerá un poco de las circunstancias que vayan viniendo. Luego también si encontramos un manijero que se eche para adelante, que quiera colaborar y ayudar pues se seguirá haciendo. Pero lo dicho, todo depende de cómo salga este año y de la disponibilidad que tengamos.
– Por último, desde su punto de vista, ¿cuál es la importancia de las procesiones en la actualidad de nuestras celebraciones religiosas y en la difusión de la fe?
– Pienso que las procesiones tienen ese aspecto cultural, tradicional e incluso turístico, pero por encima de todo son actos de fe: llevar la fe que se vive en el templo a la calle. En nuestro pueblo además están muy unidas al mundo de la santería, que creo que tiene muchos valores de convivencia, de conocimiento, de acercamiento a la Iglesia... ahí está el reto de los pastores y de los sacerdotes, el ver cómo conseguimos que todos esos jóvenes que se meten a llevar una imagen pues también lleven a Cristo y a los santos en el corazón, esa es la tarea que tenemos los sacerdotes. En el mundo tan secularizado que tenemos, que un grupo de jóvenes quieran dedicar una tarde de agosto y meterse debajo de las andas de una imagen es muy meritorio, yo le encuentro mucho mérito y me da mucha alegría de que haya ese movimiento de jóvenes dispuestos a velar por las tradiciones de su pueblo y a seguir manifestando nuestra fe.