Este domingo se abrirá un nuevo ciclo aracelitano con la Romería de Bajada de María Santísima de Araceli, que este año reviste un carácter especial, porque su primera visita no será San Mateo, sino la iglesia de San Pedro Mártir, con motivo del 425 Aniversario Fundacional de la Venerable Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Si hay un hombre que espera de forma especial ese día, ese es sin duda Raúl Pineda Delgado, quien será su Manijero y tendrá el honor de llevar a Nuestra Madre junto a su Hijo, "su jefe" como nos cuenta, con rostro sonriente. Con Raúl hemos hablado a pocas horas para que las puertas del Real Santuario de Aras se abran de par en par para anunciar que la Virgen vuelve a bajar en alegre romería y que las dos grandes devociones de Lucena vuelvan a compartir altar, bajo los muros de San Pedro Mártir.
– ¿Raúl, en qué es lo primero en que uno piensa cuando la Real Archicofradía lo llama para otorgarle la Manijería de la Virgen en su Romería de Bajada?
– Lo primero, quizá, en la familia, en los amigos. Después, en los momentos que le quedan a uno por vivir. Al que ha sido manijero de la Virgen, ese día no se le olvida en la vida.
– ¿Qué destacaría de esta santería de la Virgen? ¿Qué no tienen las de su Día o la Romería de Subida?
– Creo que la principal diferencia es que ese día está todo el mundo deseando de recibir a Nuestra Madre. Tras un año la gente tiene mucha gana de Virgen de Araceli, mucha gana de romería, de recibirla. Sobre todo pienso en esas personas mayores que, por sus circunstancias, no pueden subir al Santuario para rezarle o hacerle sus peticiones. Se me pasan muchas veces por la cabeza ese momento. La gran cantidad de gente que estará esperando a Nuestra Madre cuando lleguemos a la Puerta de la Mina.
Hacer una cuadrilla para la Bajada es una dificultad importante. El trono es de 22 santeros. Si quitas a la familia, que son los primeros, se quedan pocos puestos libres y tengo muchas amistades
– No es solo que toda Lucena esté disponible, es que además toda Lucena quiere salir en la Virgen de Araceli. ¿Cómo se conforma una cuadrilla con esta ventaja, que a veces conlleva una gran dificultad?
– Es una dificultad importante. El trono de la Bajada es de 22 santeros. Si quitas a la familia, que son los primeros, se quedan pocos puestos libres. Tengo muchas amistades, conozco a muchísima gente. Ha habido muchos que se han tenido que quedar atrás. Ha habido quien lo ha comprendido y quién no. Pero tenía una cosa clara. A lo largo de mi vida personal y santeril ha habido personas que en los momentos más difíciles siempre han estado conmigo y yo veía oportuno que fuesen los primeros que saliesen conmigo en Nuestra Madre.
– Además, con posterioridad a su nombramiento como Manijero, se decide que la Virgen llegue hasta la Capilla de Jesús. ¿Qué supone esto para el sacristán de la misma?
– Yo me enteré después de nombrarme manijero. No creo que haya muchos manijeros que puedan decir que llevan a la Virgen a su casa. Es un privilegio y un honor. Estoy deseando de ver el llanete, de llegar a San Pedro Mártir y presentársela a su Hijo, que, además, para mí, es mi jefe, quien me manda.
– ¿Con qué momento se queda desde que comenzó su santería?
– Pues me quedo principalmente con el momento en el que me llamó el Hermano Mayor para comunicarme que iba a ser manijero. También con algunos momentos especiales, como cuando fui a 'aviar' a algunos santeros, el día de la Junta de Sitios y la misa previa, que nos dio el Obispo Emérito de Jaén, que es un gran amigo mío y quería estar con nosotros o la Junta Marca. Son momentos que se me quedarán grabados en el recuerdo.
– ¿Qué momento ansía vivir, de cuántos regala un día tan especial como el de la romería de Bajada?
– No he salido nunca en una Romería. Sí que tuve la oportunidad de hacerlo dos veces en su día. Yo de la Bajada destacaría el momento en el que la Virgen entra a la calle Maquedano, convertida en un río de gente. Estoy deseoso de llegar a ese punto del recorrido y también al llanete de la Capilla, que también creo que será espectacular. Lo voy a ver este año, y además teniendo el honor de ser el manijero.
– Para finalizar, ¿qué ha aportado esta campana tan especial a Raúl Pineda? ¿En qué aspectos le ha ayudado a crecer?
– Me ha aportado muchas vivencias nuevas, que no había tenido la oportunidad de vivir hasta ahora, pese a que he sido manijero otras tres veces. Cosas sencillas. Ir cada domingo a la misa en el Santuario, tras asistir a la de la Capilla, mirarla y sentirme orgulloso de estar allí siendo su manijero. Fíjate con que poco me he sentido satisfecho.
