Más empresas optan por el renting de furgonetas ante las nuevas exigencias medioambientales

13 de Octubre de 2025
Foto: Freepik

El aumento de la actividad logística y la expansión de las zonas de bajas emisiones están transformando la forma en que empresas y autónomos gestionan sus vehículos comerciales. En ciudades como Córdoba o Lucena, donde el transporte de mercancías forma parte del tejido económico local, crece la demanda de soluciones que aseguren movilidad sin comprometer la inversión.
El renting de furgonetas responde a esa necesidad. Permite adaptar la flota a las exigencias medioambientales actuales y acceder a modelos actualizados sin los costes que implica la propiedad, una opción cada vez más valorada por quienes dependen del vehículo para su trabajo diario.

En los próximos años, la normativa medioambiental será aún más estricta. La DGT prevé que todas las ciudades de más de 50.000 habitantes dispongan de zonas de bajas emisiones permanentes, lo que obligará a renovar miles de vehículos comerciales. Para muchas empresas locales, especialmente las dedicadas al reparto o a servicios urbanos, el renting de furgonetas representa una vía eficaz para cumplir con estas exigencias sin asumir el coste total de compra ni preocuparse por la pérdida de valor de los modelos más antiguos.

Aspectos esenciales del renting de furgonetas

En el mercado del transporte ligero, el renting se ha convertido en la vía más estable para acceder a vehículos profesionales sin comprometer liquidez. Los contratos, que suelen oscilar entre los 24 y los 60 meses, incluyen el mantenimiento integral, el seguro, la asistencia en carretera y, en la mayoría de los casos, la sustitución del vehículo en caso de avería. Para quien trabaja con entregas o servicios técnicos, esa continuidad operativa es tan importante como el coste mensual.

A diferencia de la compra o el leasing financiero, el renting evita la depreciación del vehículo y permite renovar la flota con modelos más eficientes cada pocos años. Las furgonetas en renting disponibles en el mercado incorporan motorizaciones diésel de bajo consumo y versiones eléctricas o híbridas con etiqueta ECO, cada vez más necesarias para circular en zonas urbanas con restricciones de emisiones.

En términos fiscales, la fórmula también resulta ventajosa. Las cuotas se consideran gasto deducible y no figuran como inmovilizado en el balance, lo que permite a las empresas destinar esos recursos a mejorar sus operaciones o ampliar servicios.

Renting o alquiler tradicional: diferencias que definen el uso profesional

Tras consolidarse como una alternativa estable para empresas y autónomos, el renting se diferencia claramente del alquiler tradicional. Aunque ambos modelos permiten disponer de un vehículo sin adquirirlo, cada uno responde a necesidades distintas. El alquiler convencional se orienta a usos puntuales o a negocios que requieren una furgoneta durante periodos breves. En cambio, el renting está diseñado para quienes necesitan un vehículo de forma continua y buscan estabilidad a medio o largo plazo.

En el renting, la cuota mensual incluye mantenimiento, seguro y asistencia, y se establece un contrato fijo que puede extenderse hasta cinco años. En el alquiler, el pago se realiza por días o semanas y no incorpora servicios adicionales, lo que encarece el coste en periodos prolongados. Para un autónomo o una pyme que utiliza la furgoneta a diario, esa diferencia determina la rentabilidad real.

Además, las compañías de renting permiten adaptar el contrato a las características del negocio y renovar la flota sin trámites adicionales. En el alquiler, cada cambio implica un nuevo contrato, revisiones y garantías distintas. Por esa razón, el renting ha ganado terreno entre repartidores, instaladores y profesionales de servicios técnicos que priorizan continuidad, mantenimiento garantizado y previsión de gastos.

Condiciones y requisitos para acceder al renting de furgonetas

Las empresas especializadas en renting de furgonetas establecen una serie de condiciones básicas orientadas a garantizar la solvencia del cliente y el correcto uso del vehículo. En el caso de los particulares y autónomos, se exige la presentación del DNI, la última declaración de la renta y un justificante de ingresos o actividad profesional. Las sociedades deben aportar CIF, escritura de constitución y balance actualizado.

Además de la documentación, las compañías valoran la antigüedad laboral o la estabilidad económica del solicitante, factores que determinan la aprobación del contrato y el importe de la cuota mensual. En la mayoría de los casos, no se requiere entrada inicial, aunque sí puede solicitarse una fianza reembolsable según el tipo de vehículo o el nivel de riesgo crediticio.

El proceso suele completarse en menos de una semana. Una vez aprobada la solicitud, el cliente elige el modelo, la duración del contrato y el kilometraje anual previsto. El mantenimiento y la cobertura de seguro se incluyen desde el inicio, lo que permite utilizar la furgoneta con plena garantía y sin gastos imprevistos durante toda la vigencia del contrato.

 

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