Descubren que la actividad de los neandertales en la Cueva del Ángel de Lucena favoreció la formación de un raro mineral

El 90% de los huesos, así como un tercio de las herramientas líticas halladas, presentan signos de haber sido quemados, lo que propició la formación de whitlockita

08 de Junio de 2025
Trabajos de investigación en la Cueva del Ángel de Lucena. Foto: UGR
Trabajos de investigación en la Cueva del Ángel de Lucena. Foto: UGR

Un nuevo estudio, publicado en la revista 'Archaeological and Antropological Sciences' y liderado por las investigadoras de la Universidad de Sevilla, María Guadalupe Monge y María Isabel Carretero, y el investigador de la Universidad de Huelva Francisco Ruiz, en colaboración con científicos de otras instituciones españolas, ha revelado que la intensa actividad antrópica de los neandertales en la Cueva del Ángel de Lucena propició la formación de whitlockita, un mineral extremadamente raro en contextos arqueológicos sin la presencia de guano de murciélago, como ocurre en esta cueva.

La investigación resalta la excepcional conservación del yacimiento, que contiene este mineral poco común como resultado de la acumulación y quema de grandes cantidades de restos óseos, que favorecieron su formación.

El estudio demuestra que los habitantes de la cueva eran hábiles cazadores de grandes animales como caballos (Equus ferus), bóvidos y cérvidos, cuyos huesos eran posteriormente manipulados para extraer la médula.

El 90% de los huesos, así como un tercio de las herramientas líticas halladas, presentan signos de haber sido quemados. Además, se ha identificado un hogar o estructura de combustión de grandes dimensiones, un hallazgo singular para este periodo, ya que lo habitual son pequeños hogares dispersos.

Uno de los elementos más singulares de la Cueva del Ángel es su estado de conservación. Un delgado depósito mineral recubrió los sedimentos justo antes del derrumbamiento del techo y paredes de la cavidad, sellando el yacimiento y protegiéndolo de agentes externos. Este fenómeno ha permitido conservar facies sedimentarias –conjuntos de rocas sedimentarias que permiten inferir el ambiente en el que se depositaron– y huellas de actividad humana de forma excepcional, proporcionando una imagen precisa del momento en que los neandertales ocupaban la cueva.

"Es como abrir una ventana al pasado, justo en el momento en el que moraban la cavidad los neandertales, sin haber perdido información por el paso del tiempo", según ha explicado la investigadora María Guadalupe Monge, coautora de más de una decena de artículos dedicados a la investigación en detalle de esta cavidad.

La misma se ha podido llevar a cabo gracias a la financiación, entre otras entidades participantes, de la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, a través de sus Proyectos Generales de Investigación 'Estudio sobre el Pleistoceno medio y superior en depósito de cavernas: Cueva del Ángel' desde 2005 a 2018, y que están permitiendo conocer más profundamente este excepcional yacimiento andaluz.

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