La Línea amaneció este domingo con aroma a partido grande. Balompédica Linense y Ciudad de Lucena llegaban al choque con la ambición afilada. El guion invitaba al vértigo, pero el marcador final –0-0– terminó reflejando un resultado justo en un partido en el que nadie regaló nada, pese a que los lucentinos rozaron el triunfo en el tramo final.
El encuentro nació con color blanquinegro. La Balona salió sin titubeos, hiperventilada por el empuje de los suyos, decidida a imponer territorio antes de que el reloj opinara. En tres minutos ya exigió a Froi Leal y durante el primer cuarto de hora obligó al Ciudad de Lucena a protegerse cerca de su área. Incluso hubo un gol anulado por un fuera de juego discutido por la grada. Era un arranque prometedor, pero efímero.
Porque cuando el ímpetu local empezó a perder filo, emergió el oficio del Ciudad de Lucena. El equipo de Antonio Jesús Cobos no se inmutó. Paciente, ordenado, fue ensanchando su presencia hasta quedarse con la pelota, con el espacio y con las sensaciones. Manu Molina buscó la acrobacia de chilena, Rafa Gálvez rozó el gol de cabeza y el partido entró en esa fase densa que tanto dice de los equipos que compiten de verdad: faltas, duelos, interrupciones, protestas, amarillas para todos los gustos.
Cuando parecía que el descanso llegaría sin sorpresa, irrumpió la jugada del primer tiempo. Diego Canty ganó la espalda, encaró a Hermosín y ya afinaba el golpe final, pero el meta balono se adelantó al destino con una gran salida. Salvó el 0-1 antes de que el discutido colegiado marcase el final del partido.
Lo mejor del Ciudad en los minutos finales
El segundo acto ofreció otro buen arranque de la Balona. Pepe Rincón enganchó un disparo prometedor nada más reanudarse, y los locales volvieron a pisar área con intención, aunque sin acabar jugada. Las decisiones arbitrales crisparon al público y el Ciudad de Lucena empezó a administrar el reloj con inteligencia. Froi Leal agradeció ese cambio de ritmo: menos exigencia, más control.
Pero los mejores capítulos del equipo lucentino estaban reservados para el final. En el 84’, Marcos Aceituno firmó la acción que heló el estadio: dribló a Hermosín y golpeó a portería vacía, pero Pedro Morillo apareció como un resorte para despejar en la línea. Segundos después, Zaky replicó para la Balona con una rosca imposible, que murió fuera. Y en el 91’ volvió a levantarse medio estadio: disparo a bocajarro, parada antológica de Hermosín y un nuevo intento rechazado por la defensa. La celebración posterior sobre el guardameta fue casi un gol.
Los 2.612 espectadores -cifra notable para la categoría- se marcharon convencidos de que este empate también cuenta. El Ciudad de Lucena sigue tercero con 22 puntos, a solo cuatro del nuevo líder, el Cádiz B, mientras que la Balona cae al sexto puesto con 20. Seis equipos separados por seis puntos. Igualdad pura. La próxima cita será el 7 de diciembre, tras el parón de esta semana. El Ciudad de Lucena volverá a su estadio frente al Sevilla C, que en esta jornada le endose un contundente 3-1 al líder Bollullos.