Un espeso Ciudad de Lucena iguala in extremis el derbi ante un consistente Puente Genil (2-2)

El derbi del sur de Córdoba finalizó con un empate inmerecido para los pontanenses y excesivo para los locales, quienes recibieron primero a través de Ismael (13´) pero se repusieron al filo del descanso gracias al penalti transformado por Iván Henares (45´). El albaceteño, notorio en todo el encuentro,  asistió a Carmona (88´) para hacer inútil el gol de Salva (57´).

14 de Abril de 2019
Alineación inicial del Ciudad de Lucena. Foto: Jesús Corpas

Con los deberes casi hechos y bajo un sol abrasador, los protagonistas del derbi cordobés desempeñaron un duelo incesante en el Estadio Ciudad de Lucena. Los aficionados locales presagiaban una mañana favorable tras el pitido inicial. Marwan se presentó a la fiesta antes de que el público cogiese asiento con un disparo cruzado pero fallido.

La lamentación del punta lucentino iba a ser la tónica de todo el encuentro. No se vio nada más de este, quien veía de lejos como su equipo movía el esférico horizontalmente sin peligro ni profundidad ninguna. La proximidad geográfica entre ambas escuadras la aprovechó mejor Juanmi Puentenueva, quien utilizó sus conocimientos del rival para someterlo atrás e impedirle enlazar tres pases seguidos cerca de su área.

La desesperación local provocó fallos e imprecisiones en los pases. En una de estas, los pontanenses se lanzaron al ataque con superioridad numérica y pusieron el primero en el marcador. Ismael recibió escorado en banda, adelantó el balón para ganar ángulo de tiro y con un latigazo batió a Sillero desde fuera del área.

La ventaja en el luminoso les inyectó mayor confianza y seguridad para continuar con su férreo planteamiento. Invitaban a su opositor a jugar hasta el semicírculo central y acosaban a sus marcas una vez recibían en zonas adelantadas. La falta de acierto y fluidez en los movimientos imposibilitaban la creación de sorpresas; pero la concentración no es un arma infinita. Una serie de conexiones rápidas por el carril central desajustaron la defensa para crear el espacio por fuera. Este lo aprovechó Carmona para pisar área y preparar la asistencia definitiva, pero fue cazado por Álvaro Pérez con el calvario de la pena máxima. Iván Henares confundió a Cristian con un trallazo al medio que estableció la igualada en el descanso.

Las esperanzas aracelitanas se renovaban por completo de cara al segundo acto, pero nada más lejos de la realidad. Hasta Marwan dispuso de otra ocasión para redimirse. Tan solo fue el preludio de lo que iba a venir a continuación. Los movimientos de Diego Caro desde el banquillo para solucionar el desorden defensivo no resultaron efectivos, ya que un balón llovido desde el otro lado del campo fue suficiente para que Salva, cayéndose y de primeras, depositara el cuero en las mallas.

La temperatura ambiental y del partido subía por momentos. La tensión era palpable y los minutos finales se hicieron cruciales para definir el encuentro. Los correcalles se sucedían y los jugadores padecían este agotamiento. Iván Henares fue el que mejor lo supo llevar, y eso que su entrenador le entregó todo el carril derecho tras intentarlo incesantemente por dentro. Su casta y rabia le permitió conectar su corazón con la cabeza de Carmona. El defensa local se mostró dubitativo atrás pero finalmente fue determinante en el resultado. Su gol hizo estallar a la afición lucentina, que celebró el empate con sabor a victoria en detrimento del desencanto encarnado en el abultado grupo de seguidores pontanenses que animaron a su plantilla hasta el final.

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