Tras más de ocho años de gestiones, la Comunidad de Regantes de Lucena ha recibido la licencia de obra mayor que permitirá la puesta en marcha del ambicioso proyecto para transformar 998 hectáreas de olivar en cultivo de regadío mediante la utilización de aguas regeneradas procedentes de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR). La noticia fue anunciada este martes en rueda de prensa por el alcalde de Lucena, Aurelio Fernández; la concejala de Urbanismo, Charo Valverde; y el presidente de la Comunidad de Regantes, Francisco de Mora.
Este proyecto, calificado como “histórico” por el alcalde, supone una inversión clave para el futuro agrícola del municipio, con el objetivo de garantizar la estabilidad hídrica del campo lucentino y reforzar la sostenibilidad de su olivar.
998 hectáreas de olivar de riego
Según explicó Francisco de Mora, el proyecto comenzó a gestarse en 2017 con la delimitación de un perímetro de unas 5.000 hectáreas, entre caminos y carreteras próximas a la localidad. Finalmente, cerca de 1.000 hectáreas fueron adheridas voluntariamente por 98 comuneros.
La iniciativa fue seleccionada en una convocatoria competitiva de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, en la que obtuvo la segunda mejor puntuación a nivel nacional en proyectos con aguas regeneradas. Desde entonces, los comuneros han contribuido económicamente al desarrollo técnico y legal del plan, con una aportación aproximada de 2.000 euros por hectárea, lo que supone una aportación de unos dos millones de euros ya desembolsada.
Infraestructura: cinco balsas y un sistema de riego sostenible
El proyecto contempla la construcción de cinco balsas de acumulación, ubicadas en distintas zonas del término municipal: Las Vegas, carretera de La Camila, zona del antiguo proyecto de campo de golf, entorno de El Contadero y carretera de Puente Genil. Cada balsa está diseñada para abastecer unas 200 hectáreas de olivar mediante riego por goteo enterrado, lo que supone una optimización del recurso hídrico. El agua regenerada será almacenada durante los meses de invierno, acumulando hasta el 75 % del volumen necesario, lo que permitirá reducir la presión sobre el río Lucena durante el verano, respetando así los caudales ecológicos.
Presupuesto y plazos
Aunque el proyecto inicial se estimaba en 2,7 millones de euros con precios de 2018, el presidente de la Comunidad advirtió que los costes se han triplicado en estos años debido a la inflación y a los ajustes técnicos, aunque todavía se desconoce el presupuesto final. Actualmente, se ha solicitado una subvención a la Junta de Andalucía al amparo del Plan de aguas regeneradas para el regadío en Andalucía (PARRA), cuyo resultado se conocerá en los próximos meses. “Si no conseguimos financiación pública completa, buscaremos fórmulas de financiación privada, a largo plazo, con entidades acostumbradas a este tipo de inversiones en el sector agrícola”, explicó De Mora.
En cuanto al calendario, se espera que las obras tengan una duración de entre un año y un año y medio, con el objetivo de que el sistema de riego esté plenamente operativo para la campaña 2028-2029.
Apoyo institucional y planificación territorial
La concejala de Urbanismo, Charo Valverde, confirmó que el proyecto cuenta con el informe favorable de incidencia territorial desde el pasado 28 de octubre, y que cumple con los requisitos del Plan de Ordenación del Territorio del Sur de Córdoba y del Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA).
Por su parte, el alcalde, Aurelio Fernández, destacó que la licencia de obras “marca un antes y un después en el campo lucentino”, subrayando que se trata de “una infraestructura estratégica alineada con la economía circular y la gestión eficiente del agua en tiempos de sequía”. “Este no es solo un proyecto del campo, es un proyecto de ciudad”, afirmó, destacando que su impacto se extenderá a cooperativas, almazaras, empresas agrícolas y toda la cadena de valor agroalimentaria de Lucena.
Además de mejorar la rentabilidad del olivar regado, el proyecto también busca fomentar el relevo generacional en el campo. Con la estabilidad que aportará el riego, se espera que jóvenes agricultores se incorporen a la actividad agraria. También se valora la posibilidad de ampliar las unidades regables en el futuro, dado que la EDAR local cuenta con excedente de agua regenerada.
