Se anticipaba complicada la tarde-noche del Lunes Santo desde el punto de vista meteorológico y se cumplieron las expectativas. La Cofradía Franciscana de Pasión aguardó, paciente, el momento en el que radares y agencias meteorológicas anunciaban un cese temporal de las precipitaciones.
Rafael Cuenca Reyes, manijero de Nuestro Padre Jesús de MedinaceIi, Antonio Cáliz Tirado al mando del paso de María Santísima de las Angustias "La Piedra" y Joaquín Bueno Cuenca, que mandaba el de María Santísima de la Pasión y Ánimas, tras su reciente restauración, esperaron junto a sus cuadrillas una hora y media en el templo de la Madre de Dios. Un tiempo de incertidumbre reflejado en los rostros de hermanos y santeros, deseando un compás de tiempo sin lluvia que se anunciaba cercano.
Pero no hubo suerte. Una fina llovizna, por momentos casi imperceptible, por momentos más intensa, obligó a los pasos procesionales a volver a su iglesia apenas culminada la salida, dejando la estampa indeseada del desconcierto y las imágenes religiosas rodeadas de paraguas abiertos en el llanete de San Francisco.
Ya entre los muros del templo franciscano, saetas a pie de trono, últimos horquillos de una santería malograda por la lluvia, rostros circunspectos y trabajo de la cofradía para preservar imágenes y enseres.
El reportaje gráfico de Jesús Cañete refleja lo vivido en una noche de Lunes Santo aciaga.