Se quejaba la prensa local en 1924 del poco número de vendedores y atracciones que habían concurrido a la feria del Valle de ese año. Según se decía, la causa se encontraba en los crecidos impuestos que el Consistorio exigía a los feriantes, cuando aquéllos no existían en poblaciones limítrofes: Aguilar de la Frontera, Puente Genil, Cabra, Priego, La Rambla, Montilla. Uno de los espectáculos que más se añoraba era el circo.
Al año siguiente la prensa, tanto local como provincial, refleja una cierta mejoría en cuanto a la participación y concurrencia en la feria del Valle se refiere. Fueron en 1925 seis los días en que se desarrolló esta manifestación festiva, desde el martes 8 al domingo 13. En cuanto al tiempo meteorológico, fueron días grises y con una temperatura muy agradable.
Uno de los acontecimientos destacados de aquella feria de 1925 fue la inauguración en los previos inmediatos del Círculo de la Unión Mercantil e Industrial, que hay que enmarcarla dentro del movimiento asociativo gremial en la industria y comercio que se extiende por toda España en estos años de Primo de Rivera. La inauguración tuvo lugar el sábado día 5 y contó con la asistencia del presidente de la Confederación Gremial Española, que lo era también de la de Córdoba. Este señor, don José Carrillo Pérez, fue recibido protocolariamente en la cruz de los Santos, por una nutrida representación de socios de la nueva entidad. El periódico cordobés La Voz indica en sus páginas que fueron unos cien socios los que estuvieron presentes en ese recibimiento, además de otro buen número de industriales y comerciantes de la comarca. La inauguración propiamente dicha de este centro cultural y recreativo establecido anteriormente en las Cuatro Esquinas, hoy en la esquina de Jaimes y en la misma calle El Peso y fusionado con la Peña Taurina, se celebró a las diez de la noche.
Era el presidente de la entidad don Emilio Longo Rivas y el alcalde accidental de la ciudad don Juan Cuenca Burgos. Las instalaciones fueron bendecidas por el cura propio de Santo Domingo don Manuel Osuna Torres. El discurso correspondiente a la entidad fue leído por el vicepresidente, don Salvador Orellana Garrido. No muy lejos del lugar, en el patio del hotel Central, calle El Agua (esquina Navas), tuvo lugar el refrigerio que siguió al acto formal de presentación del establecimiento de la nueva sociedad empresarial.
Y del Mercantil al coso taurino. La corrida de novillos toros contó con una muy escasa entrada, debido al elevado precio de las entradas.
Las reses lidiadas pertenecían a la ganadería de la viuda de don Antonio Guerra y fueron los matadores los diestros José Sánchez Campos y Siurana.
Ese año, en Cabra el día de San Juan, había recibido la alternativa el lucentino Francisco López Parejo (Parejito), quien precisamente había cosechado un gran triunfo en la corrida inaugural de la temporada celebrada el 12 de abril, domingo de Resurrección.
En 1925 Sánchez Campos había triunfado en el coso de Lucena tanto en esa corrida inaugural como en la celebrada el día de la Virgen, por lo que resultaba de obligado cumplimiento su actuación en la feria del Valle.
Esta novillada septembrina estuvo presidida por los ediles don José Serrano Rivera, don Enrique Linares Montilla, don Francisco Maillo Rivert y don Antonio Lucena Cuenca. Pidió las llaves del toril Polonito, que se lució con su caballo alazán.
El primer novillo, castaño y de gran tamaño, fue recibido por Sánchez Campos con unas verónicas ejecutadas con valentía. El astado recibe tres buenas varas. Tras media estocada y otra a paso de banderillas cae el toro. El diestro recibe los aplausos del poco público asistente.
El segundo de la tarde, cárdeno oscuro, es bien banderilleado por los subalternos, destacando en especial un par. Siurana tras brindar al señor Onieva, no hace apenas nada con la muleta. Coloca dos medias estocadas “paletilleras”.
El tercero, cárdeno, llama la atención por su tamaño. Sánchez Campos realiza una serie de verónicas de calidad y es cogido, pasando a la enfermería donde se le aprecia una cornada en el muslo de siete centímetros de profundidad y diez de extensión. Lo mejor en la lidia de este astado fueron dos pares de banderillas de un rehiletero de Sánchez Campos cuyo nombre no he podido averiguar. Siurana, tomando muchas precauciones, lo trastea con la franela; mientras, el respetable, ante la gran corpulencia del cornúpeta, pide que lo devuelvan al corral, argumentando que esos bichos de cuatro o cinco años no deben soltarse para ser lidiados por espadas principiantes. Los subalternos tratan de marear al animal con sus capotazos. Suena el primer aviso. Un pinchazo de Siurana y vuelve a sonar el clarín. Coloca entonces el matador una media a paso de banderillas y al momento suena el tercer aviso. Salen los mansos y el público incrementa sus protestas manifestando que cuando debían de haber salido los cabestros era anteriormente, cuando insistía en su devolución por el enorme tamaño del animal. Desde un burladero da Siurana dos pinchazos y el toro se echa. Sorprendentemente se oyen la música y las palmas del público, que pide la oreja del astado. Siurana tiene que salir a corresponder con su saludo desde los medios. Lo que se desprende de la crónica es cómo los espectadores trataban de mostrar su apoyo a los toreros por tener éstos que enfrentarse a un ganado de tanto respeto.
El último, castaño y también de grandes proporciones. Resulta especialmente complicado el tercio de banderillas. Ante esta situación el banderillero de Sánchez Campos referido en el comentario sobre el tercero de la tarde, aun correspondié,ndole la lidia a la otra cuadrilla, clava un par con arrojo, siendo enganchado a la salida aunque solo se trata de unos varetazos. El subalterno recibe una gran ovación. Siurana se limita a efectuar una faena de aliño rematada por una buena estocada.
El comentario final del público es unánime: mucho toro para unos diestros noveles. Tamaña injusticia.
En el real de la feria es grande la animación, grandes atracciones y mucha concurrencia de público. Se llevó a cabo una carrera de obstáculos en bicicleta, precedida de una gran expectación por la novedad, con notable presencia femenina. Se trata de ocho obstáculos con seis corredores participantes. Los premiados fueron Rafalito Artacho con 50 pesetas, Cristóbal García con 25 y Barroso, a la sazón capitán de fútbol local, con 15. El público se quejó de la corta duración de este concurso (veinte minutos) por el corto número de concursantes.
Mucha atracción de locales y forasteros produjo la presencia en la feria del circo Collín, que vendió todas las noches la totalidad de las entradas La Banda Municipal de Música se mostró incansable, con numerosas actuaciones, comenzadas a diario con la diana, que también sonaba en las mañanas casi otoñales. Por cierto, que una vez concluida su participación en la feria lucentina esta prestigiosa entidad musical marchó a Doña Mencía para deleitar a aquel vecindario.
El viernes 11 y el sábado 12 hubo partidos de fútbol. El primer día el Club Deportivo Lucena venció por 3-1 al Iberia de Rute, con una lucida actuación de los guardametas. Menos interesante, aunque con idéntico marcador, resultó el del sábado, donde se enfrentaron el Club Deportivo y el Lucena F.C. En algún medio se apunta que el resultado de este segundo partido fue de 3-0. Ambos encuentros fueron arbitrados por Miguel Segovia, quien resultó un modelo de imparcialidad.
El sábado por la noche se celebró en la caseta del Excmo. Ayuntamiento, cedida a la Unión Patriótica de los primorriveristas, un baile hasta bien entrada la madrugada. El domingo concluyeron los festejos con lucida función de fuegos artificiales, a cargo de la pirotecnia lucentina de Molero. Las calles de San Pedro y El Peso lucieron un novedoso alumbrado, calificado por alguna prensa de “veneciánico”.
Luisfernando Palma Robles, cronista oficial de Lucena.