"Ayer y hoy", por Juan. M. Roldán

06 de Septiembre de 2014
 "Ayer y hoy", por Juan. M. Roldán
"Ayer y hoy", por Juan. M. Roldán
 
Hubo un tiempo, hace mucho guardado en un desván de mi memoria, en el que la vida trascurría en blanco y negro. Después supe que era así para la gran mayoría de españoles aunque no para todos. Eran los tiempos del pluriempleo, del NODO y de la Sección Femenina, del parte en Radio Nacional y el rezo del Ángelus a las doce del medio día, eran tiempos de escasez, de parches y zurcidos en la ropa, de zapatos remendados, de tranvías atestados, de carros de la basura tirados por mulas, del pan con aceite y la onza de chocolate para merendar –donde lo había– y de paso cenar, de la leche en polvo americana en el colegio o de la achicoria como café por la mañana.
 
Eran tiempos de escasez, de miseria para muchos; de maletas de cartón atadas con bramante en las estaciones de ferrocarril; tiempos del "Dios Guarde a Vd. muchos Años"  tiempos de la Ley de Vagos y Maleantes y la de la Represión de la Masonería y el Comunismo; tiempos de  censura previa, del Tribunal de Orden Publico y del Sindicato Vertical. Eran tiempos de los tres pilares del régimen: La Falange, la Iglesia y el Ejercito, que algunos hemos vivido y recordamos, tiempos en blanco y negro para la mayoría, tiempos felices y en color para los privilegiados.
 
Jamás pensé que esos tiempos pudieran regresar. Nunca hasta ahora me habría imaginado volver a los tiempos de mi infancia y adolescencia. Los creía superados para siempre, afortunadamente olvidados y solo traídos a la memoria para rememorar, con mis coetáneos, viejas batallitas en las tertulias de bar.
 
Cierto es que hoy la situación no es igual. Hay democracia, el gobierno puede ser cambiado, las maletas ya no son de cartón ni se atan con bramante, las estanterías de los supermercados están a rebosar –para quien pueda pagar–, no hay censura y modernos camiones retiran la basura, pero de nuevo los españoles emigran para poder ganarse la vida, de nuevo un salario no es suficiente para llegar a final de mes, el digno gremio de los zapateros remendones ha vuelto a la vida, los comedores sociales se multiplican, crece la desigualdad social y la pobreza mientras las leyes laborales buscan devolver a los trabajadores a la inseguridad y al servilismo al tiempo que la jerarquía eclesiástica busca volver por sus fueros.
 
Los abuelos deben mantener con su menguante pensión a hijos y nietos, la gente pierde sus casas, las coberturas sociales se regatean, la sanidad universal se recorta, la educación pública  flaquea,  la desigualdad aumenta a la par que la riqueza de los nuevos privilegiados, abriendo de nuevo una gran brecha social entre los españoles.
 
Nada de eso conocen los actuales jóvenes pero hoy, cierto que con grandes diferencias, nos acercamos cada  vez más al ayer.
 
Juan M. Roldán
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