De lunes a jueves

20 de Abril de 2012
De lunes a jueves
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Época de recortes. El Gobierno del PP prevé eliminar tres mil millones del presupuesto para Educación en este año dos mil doce. Una reducción drástica que ha suscitado críticas desde sectores heterogéneos. Desde el Ejecutivo argumentan que esta medida es imprescindible y obligatoria. Entretanto permanecen las subvenciones a sindicatos, partidos políticos y asociaciones de empresarios; se sigue sustentando un Senado inútil con traducciones simultáneas carísimas a las distintas lenguas oficiales españolas y continúan los privilegios para los equipos de fútbol que adeudan a Hacienda alrededor de setecientos cincuenta y dos millones de euros.

Lo alarmante y sorprendente es que el maltrato a la Educación española comenzó hace muchos años y nadie se quejó. Ninguna asociación de estudiantes ni la pseudoizquierda levantaron la voz cuando el sistema educativo se rompía y, por consiguiente, España se sumía en una de las crisis más peligrosas.

Hace algunos años se comenzaron a eliminar en las facultades españolas las clases de los viernes. Una decisión para complacer a aquellos estudiantes que elegían salir los jueves por la noche en las capitales de provincia donde habitaban circunstancialmente puesto que los fines de semana regresaban a su lugar de origen. También para beneficiar a los profesores universitarios que, así, tendrían un día menos de docencia y un día más en la playa o en la sierra. Semanas de lunes a jueves. Cuanto menos se trabaje, mejor.

Posteriormente, se unieron las sesiones hasta impartir una misma asignatura durante tres horas seguidas. Esta norma tan solo favorece a los profesores que han asistir con menos frecuencia a su lugar de trabajo y perjudica al resto. Incluso algunos docentes acotan ese tiempo aún más. El colectivo estudiantil no protestó entonces, más bien al contrario, alegría a raudales y aplausos al mínimo sacrificio. Las críticas a los actuales ajustes de Rajoy -merecidas, por cierto- aparecen tarde y están empapadas de tintes políticos e investidas de sectarismo por lo que carecen de credibilidad.

Es desolador contemplar aulas prácticamente vacías mientras un profesor comparte sus conocimientos. Y esto ocurre actualmente con demasiada asiduidad. Entre el alumnado se ha extendido la idea de que el acceso a la Educación es un derecho que el Estado ha de concedernos sin ninguna contraprestación. Y así es. Sin embargo, cuando nuestros ascendientes se consideraban privilegiados por gozar de una enseñanza pública la aprovechaban al máximo y se exigían a sí mismos grandes resultados y un alto interés.

La cultura del esfuerzo ha de regresar urgentemente a todo el entramado educativo español. Es la única forma de generar un país competitivo. En tiempos pasados, las cafeterías de las facultades eran lugares donde se preparaban revoluciones y se debatía cómo cambiar la sociedad. Ahora, se discute sobre si el Balón de Oro lo merece Cristiano Ronaldo o Messi y se comentan las novedades más morbosas de Gran Hermano. Cómo hemos cambiado.

Manuel González García
Twitter: m_gonzalezgcia
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