De vuelta: Sobre la Feria del Valle

09 de Septiembre de 2011

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Mis queridos lectores, volvemos a estar en contacto a través de las letras. Estoy escribiendo esta cabecera de artículo y soy consciente de que parece el encabezamiento de algún importante escritor, consolidado y reconocido. No lo soy pero me sale del alma llamaros “mis queridos lectores” porque es lo que siento y para el corazón no hay categorías.

Cómodamente sentada en el último peldaño de una escalera imaginaria para escritores, me dispongo a retomar mi compromiso, altruista, con todas las personas que sé que leen mis opiniones que, como ya dije en una ocasión, son libres y sinceras.

Estamos de vuelta. Septiembre es el mes de las vueltas; vuelta al trabajo, vuelta al cole, vuelta a la normalidad, a las colecciones, a las dietas, al gimnasio,….

Parece como si el año empezara en septiembre. Personalmente me encanta este mes, que empieza con la feria del Valle y que acaba con la caricia del otoño, dos acontecimientos preciosos. La Feria del Valle, nuestra feria real, es la que caracteriza el mes. Este año es posible que la vivamos de otra manera a consecuencia de la crisis, es natural. Sin embargo puede y debe ser igual de estupenda que otros años. ¿Que hay que gastarse menos dinero? Bueno y qué. Según lo miremos puede ser muy beneficioso.

Hace muchos años los niños íbamos con nuestros padres, nos subían en los cacharritos un par de veces nada más (porque había poco dinero, como ahora), nos hacían una foto subidos en el caballo del “Gato”, famoso fotógrafo que hizo de su caballo de cartón el más deseado por todos los chiquillos de Lucena. Después nos comíamos una ración de calamares y muchas “raciones de vista”. Para mí inolvidable.

La juventud aprovechaba la caseta del ayuntamiento para bailar, a ser posible,  agarrados ¡qué bonito! Eran muy pocos los que se emborrachaban; no había comas etílicos, ni peleas, ni despilfarros, ni excesos. No había feria de día y feria de noche, había UNA bonita feria, nada más. Y todo lo que uno podía gastarse se lo gastaba allí,  no olvidemos que los feriantes viven de las ferias.

Puede que este año haya que decirles a los niños en más de una ocasión NO,  ya basta; tal vez eso sea positivo.
Puede que los jóvenes bailen  lo mismo bebiendo menos, será positivo.
Puede que no veamos hamburguesas tiradas en las papeleras, eso será magnífico.
Puede que consumamos más “raciones de vista”, pues también será bueno que reparemos en los detalles, en el trabajo realizado, en la belleza del alumbrado, en el salero de quien baila por sevillanas y tantas y tantas cosas que nos pueden hacer disfrutar de una feria sin necesidad de pagar por ello.

Muchas cosas en esta vida son de ida y vuelta pero los años no, y adaptarse a las circunstancias de cada tiempo que toca vivir, es la única manera de sacar el más y mejor partido a ese viaje para el que no hay billete de vuelta.
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