Defensa laica de la vida

13 de Marzo de 2012
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La simple necesidad de una defensa del derecho a la vida prueba que España –y también Europa- atraviesan momentos confusos y que experimentan una grave crisis de valores. Una pueblo que no protege este preciado bien está destinado al fracaso.

Se equivocan aquellos que esgrimen argumentos religiosos para luchar a favor de la vida. La Iglesia Católica conserva intacto su derecho a opinar –faltaría más-, pero en un país aconfesional como España se han de emplear razones totalmente asépticas para ensalzar este principio fundamental. Y, sin duda, las hay.

Nuestra Constitución es inequívoca en su artículo quince cuando recoge la obligación del respeto a la vida de cada español. El mismo sentido se desprende del punto tercero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. También el TC aseveró en 1985 que “el derecho a la vida “constituye el derecho fundamental esencial y troncal (...) sin el que los restantes derechos no tendrían existencia posible”.  Como se aprecia, esto de la protección de la vida no es una idea trasnochada de obispos y ultraderechistas.

¿Por qué no es progresista defender la vida? Pues simplemente porque la Iglesia Católica ha condenado el aborto –vil asesinato- desde sus primeros tiempos. Una reacción sin condicionamientos profundos. Lo progre no es alentar al aborto sino posicionarse al otro lado de esta institución religiosa en cualquier tema que plantee.

Normalmente, en los debates referentes a la prohibición o legalización de este cruel asesinato de seres inocentes se aluden a terribles excepciones para admitir su práctica. Craso error. Es cierto que existen situaciones extremas que requieren un tratamiento especial, mas no es pertinente debatir una materia colocando en primer lugar hechos infrecuentes.

En esta sociedad triunfa lo cómodo. Por eso, resulta más fácil animar a los ciudadanos a que se desprendan de sus hijos que estructurar programas de ayudas a las mujeres y a los hombres. Sí, a esos hombres excluidos, puesto que la pseudoizquierda española tan solo se escuda en la libertad de la mujer para apoyar este asesinato. Además, entre la libertad y la vida ha de prevalecer esta. Y, precisamente, fue Zapatero el que eliminó el cheque bebé. Contradicciones manifiestas.

PP y PSOE se han esforzado por contentar a sus espectros electorales con las respectivas leyes de los años 1985, 2010 y la futura reforma que introducirá el Gobierno de Rajoy. Estas normas no sirven absolutamente para nada porque ninguna mujer ha sido sancionada por abortar desde el citado 1985. Y la solución, en ningún caso, es condenar a nadie, sino apostar por el apoyo económico, la educación, la formación y la concienciación tanto de hombres como de mujeres.

Manuel González García
Twitter: m_gonzalezgcia
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