"Los libros nos enseñan a pensar", por Araceli Cantero Rivas

23 de Abril de 2014
"Los libros nos enseñan a pensar", por Araceli Cantero Rivas
“Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor”
 
Con esta preciosa frase del recientemente fallecido, Gabriel García Márquez –Premio Nóbel de Literatura– quiero, además de rendirle homenaje, empezar mi artículo con motivo del Día del Libro, porque para mí un buen libro es una joya.
 
Si se puede llamar frustración a la contrariedad que uno siente por no haber podido hacer aquello que siempre le gustó, pues tal vez yo sea una mujer frustrada. Siempre quise estudiar, pero no pude; las circunstancias de aquellos años… familia humilde, mujer, mayor de seis hermanos…
 
Ya fui afortunada con obtener una formación básica durante seis años en mi querida, desaparecida y siempre recordada Escuela-Hogar “San Fernando” de Cabra. Siempre se lo agradeceré a mis padres y a las personas que componían aquella gran familia. Muchas lágrimas derramé cuando tuve que abandonar, ese lugar tan querido, a los catorce años porque así era entonces.
 
La palabra libro evoca en mi sensaciones sencillas y grandes a la vez: el olor a papel nuevo, el tacto, la ilusión de forrarlo para que no se estropeara…
 
A los quince años yo ya era una aceitunera  ¡Vaya cambio! ¡Cuantas lagrimas!. Pero había lo que había y nada más.
 
Sin embargo no hay nada que frene las inquietudes y los ideales de una persona. Nadie me pudo quitar mi afán por los libros, mi afán por saber, por conocer la historia, por aprender de pensadores e intelectuales que nos precedieron y que nos dejaron  la fortuna de su legado en tinta y papel.
 
Hoy poseo una modesta librería y un considerable archivo fotográfico, el mayor lujo que hay en mi casa. Eso no tiene precio. Pero me quejo de falta de tiempo, pues no quisiera irme “al otro barrio” dejándome ejemplares sin leer.
 
Recuerdo el primer libro que leí en la escuela: “La isla de los delfines azules”. Ahora me han regalado, por mi cumpleaños,  el último de Emilio Calatayud. ¡Cuanta sabiduría posee este señor!
 
He de confesar que las nuevas tecnologías en manos de los niños y niñas me pone de mal humor. Me irrita ver a los críos y crías con la cabeza hundida en el móvil de última gama, sin mirarte a la cara cuando les hablas y sin interesarse por otra cosa que no sea el susodicho aparatito. Claro, si a través del móvil ya te enteras hasta de lo que desayuna el rey, ¿para qué leer un periódico, un libro o un simple folleto?
 
Cuando uno se acostumbra a la lectura comprueba que cuanto más va sabiendo más ignora y más desea saber. Lástima que estemos tan estresados, tan ocupados que no le dediquemos un ratito al día a perdernos en ese mundo de papel que encierra un LIBRO.
 
Araceli Cantero Rivas

 

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