'Odiar el matrimonio'

09 de Noviembre de 2012
 'Odiar el matrimonio'
'Odiar el matrimonio'
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MANUEL GONZÁLEZ @m_gonzalezgcia
 
El matrimonio es de retrógrados. Lo más chic es vivir bajo un mismo techo sin ningún papel que oprima la convivencia. Los que optan por casarse provienen de las cavernas. Menuda antigualla. Formalizar la unión entre dos personas colisiona con el amor más verdadero. Este tipo de aserciones eran muy frecuentes hasta que al pensamiento único que timonea España se le ocurrió que el vínculo de dos personas del mismo sexo habría de denominarse matrimonio.
 
La flamante predicación de este embaucador pensamiento impone el seguimiento escrupuloso de los fallos del Tribunal Constitucional y quien se atreva a discutirlos es un fascista. Resulta patente que la coherencia nunca ha cotizado al alza en las entrañas de este movimiento. En España se incumple sistemáticamente la ley y no sucede absolutamente nada. Desde el año 2008, el Tribunal Supremo ha dictado seis sentencias en las que ha declarado ilegal la inmersión lingüística imperativa. Como es sabido, estas resoluciones han sido pisoteadas en Cataluña, País Vasco y Baleares. El 24 de julio de 2007 el Alto Tribunal aclaró que la bandera de España ha de ondear diariamente en el interior de todos los edificios y establecimientos de las diferentes Administración del Estado. Numerosos Ayuntamientos vascos continúan sin acatar esta disposición. En estos casos, las tesis oficiales prohíben defender los dictámenes so pena de ser considerado un español reaccionario.
 
Transmite pesadumbre comprobar cómo el plácet del tribunal político al matrimonio homosexual ha despertado más odio hacia los que discrepan que regocijo entre el colectivo gay. El perenne complejo del Partido Popular lo ha arrojado hacia la corriente del pensamiento único. La coyuntura política requería una solución pacífica y los magistrados del TC han calculado los votos para agradar a los partidos que los propusieron.
 
La Fundación del Español Urgente, institución patrocinada por la Real Academia Española, entiende que la palabra matrimonio procede del término latino matrimonium y este, a su vez, de matrem, madre, y monium, calidad de. El vigor de la realidad describe que en una relación de dos hombres no se incluye ninguna mujer, por lo que el vocablo matrimonio rechina.
 
Es absurdo y demagogo discutir acerca de la posesión de tales o cuales derechos. Toda persona, por el hecho de serlo, merece los mismos que cualquiera otra. Salvo el aspecto cuestionable de la adopción –donde ha de prevalecer el bienestar y desarrollo de los niños- toda pareja, independientemente del sexo de sus componentes, ha de disfrutar de idénticos privilegios, pero no llamemos matrimonio a lo que no lo es.

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