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El dinero no apesta (Pecunia non olet), le dijo el emperador Vespasiano a su hijo el futuro emperador Tito, refiriéndose al vectigal urinae (impuesto sobre la orina), en tiempos de tribulaciones económicas para el imperio romano.
Y efectivamente el dinero no apesta proceda de donde proceda, pues como en su día hizo Vespasiano podemos oler una moneda o un billete y comprobar que no apesta.
Pecunia not olet le ha dicho Don Cristóbal Montoro a Don Mariano Rajoy para decretar una amnistía fiscal. Podemos oler los billetes aflorados por la amnistía fiscal decretada por Don Mariano Rajoy, después de su paso por un paraíso fiscal, y efectivamente no solo no olerán mal sino que será dinero inmaculado fiscalmente ya proceda de la evasión fiscal, ya del negocio de las drogas, ya del de trafico con seres humanos, ya de la venta de armas, pues nadie se entretendrá en comprobar su origen. Pecunia non olet eso es lo verdaderamente importante.
Mientras las clases medias asalariadas, las únicas a las que es factible ordeñar fiscalmente ven, como al tiempo que les aumentan los impuestos y se les rebajan los servicios que presta el estado, se premia a los defraudadores con un mínimo gravamen sobre lo evadido fiscalmente.
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