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Esa pregunta tan aparentemente sencilla encierra no obstante cierta dificultad para expresarla con un mínimo de concisión.
Si acudimos al diccionario nunca suficientemente utilizado- vemos que entre sus variadas acepciones figura: "Conocimiento interior del bien y del mal", que a mi entender es la que más fielmente refleja el concepto moral de conciencia con relación a esta otra pregunta:
¿Es un embrión humano una persona desde el momento de su concepción o la cualidad de persona la adquiere en un momento posterior?
Viene a cuento esta reflexión por el último proyecto de ley del gobierno de la derecha sobre la regulación del aborto.
Desde un punto de vista científico no es posible probar si un embrión humano es persona desde el momento mismo de la concepción ni tampoco lo contrario, por lo que para dilucidar ésta cuestión es necesario apoyarse en una disciplina metafísica que no científica como es la filosofía.
Así pues la cuestión del aborto deviene, en última instancia y a ese respecto, en una cuestión filosófica que atañe a las creencias filosófico - religiosas de cada individuo en particular y que ha sido resuelto, en países con democracias avanzadas, por una ley de plazos que deja a la conciencia de cada mujer, dentro de un plazo estrictamente delimitado, la decisión última sobre si seguir o no con la gestación.
Es evidente que, en la actualidad, al no poder establecer de forma científicamente concluyente cuando un embrión deviene en persona, y dado que el aborto existe, ha existido y existirá tanto si está regulado por ley como si no, lo más racional es establecer una ley de plazos y dejar a la conciencia de la mujer afectada la cuestión moral de continuar o no con su embarazo dentro del plazo en que razonablemente existe controversia sobre si el embrión ha devenido en persona.
Así pues, en un asunto de conciencia, no es de recibo imponer, mediante el código penal, la moral religiosa de una parte sobre la totalidad de los ciudadanos. Ninguna mujer, con una ley de plazos o sin ella, está obligada a abortar si en conciencia no lo desea, fueren cuales fueren las circunstancias de su embarazo, mientras que con la ley que promueve el gobierno de la derecha se impone, vía legislación penal, la moral religiosa de unos sobre otros haciendo prevalecer, sin confirmación científicamente concluyente, su convicción moral de que el embrión es persona desde el momento mismo de la concepción.
Eso demuestra, si es que no está suficientemente demostrado, la enorme hipocresía de aquellos que, convencidos en virtud de sus creencias religiosas, de la condición de persona del embrión humano desde el momento mismo de la concepción, no proponen penalizar en todos y cada uno de los casos el aborto por considerarlo un asesinato del nasciturus y prohibirlo por completo, decidiendo en cambio que todos deben seguir su pauta de comportamiento moral, como si ésta fuese superior a la de otros, poniendo limites a la conciencia de los demás.
Juan M. Roldán
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