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Cadavez me chirrían más las injerencias de los poderes civiles en lasdecisiones o preceptos de la Iglesia Católica, aunque bien es cierto querepresentantes de esta milenaria Institución, al menos en España, endemasiadas ocasiones permiten estas acciones e incluso las facilitan.
Concretamente,me voy a referir a la última polémica surgida en torno al nombramientocomo pregonera de la Semana Santa de Valladolid, para este año dos mildoce, de la vicepresidenta del Gobierno de España Soraya Saénz deSantamaría. En nuestro país retumbaron las palabras del arzobispo deValladolid, Ricardo Blázquez, cuando se pronunció, en una charla off the record, ligeramente en contra de esta decisión.
Escurioso, y muy triste, que monseñor Blázquez realizara estasmanifestaciones justo después de una comida con periodistas paracelebrar la festividad de San Francisco de Sales, patrón de este gremio,y que enviados de la agencia EFE rompieran una norma deontológicafundamental en esta profesión al revelar una conversación privada.Deplorable forma de recordar a este obispo francés, posteriormentesantificado.
Entodo caso, el objetivo de estas líneas no es analizar la pureza delperiodismo. Monseñor Ricardo Blázquez tan solo sugirió que quizás SorayaSáenz de Santamaría no es la persona más adecuada para dictar el pregónde la Semana Santa vallisoletana. La portavoz del Gobierno de Rajoy secasó por lo civil, opción totalmente legítima, allá por el año dos milcinco en Brasil. Contraer matrimonio es uno de los actos más crucialesde la vida de una persona y estimó conveniente realizarlo sin labendición de un sacerdote.
LaIglesia Católica no obliga a nadie a seguir su doctrina ni a acatar susmandamientos. Sin embargo, sí está facultada, lógicamente, para exigircomportamientos acordes a su concepción de la vida a aquellos que seintegren en ella y, por supuesto, para demandar una trayectoria católicaa los que pretendan participar en actos bajo su tutela.
Elobispo Ricardo Blázquez fue demasiado laxo al opinar sobre ladesignación de Sáenz de Santamaría. En los tiempos que corren pareceobligado que la Iglesia Católica se actualice al ritmo que marcan losque caminan fuera de ella. Pues todo lo contrario. Fueron intolerableslos insultos y calumnias que se vertieron contra la Iglesia Católicadespués de la desfachatez perpetrada por los pseudoperiodistas dela agencia EFE. Aunque, lamentablemente, no ocurrió nada novedoso.Sobre todo, son improcedentes los pronunciamientos de aquellosciudadanos que, desde lejos de la citada Institución, tan solo lamencionan para calumniarla y siempre se olvidan de la magnífica laborque desarrolla en todo el planeta.
Noobstante, parte de la culpa de esta controversia también se la achacoal proceder de diversos miembros de la Iglesia Católica. ¿Por qué ha deelegir el alcalde de Valladolid, autoridad civil, a la persona queanuncie la Semana Santa en su ciudad? El primer edil vallisoletano,Javier Léon de la Riva, recibe cada año una terna de aspirantes de laJunta de Cofradías y él selecciona al pregonero. Además, el primerrepresentante local de la ciudad castellano-leonesa es el presidentehonorífico del Patronato cofradiero. ¿A qué se debe esta costumbre?
Lacooperación entre la Iglesia Católica y el Estado español reporta unosbeneficios ingentes a los ciudadanos de nuestro país. Sin embargo, noson razonables determinadas intromisiones, a veces con la aquiescenciaeclesiástica.
SorayaSaénz de Santamaría es una política sobradamente preparada, evidenciade ello es el altísimo poder que le ha conferido Mariano Rajoy, peroello no implica que sea la persona más oportuna para exaltar la Pasión,Muerte y Resurrección de Jesucristo. No dudo de que posea dotes inmensospara redactar un pregón, pero de cualquier otra materia. Estoyconvencido de que en Valladolid hay ciudadanos mucho más aptos para estatarea. Lo que ya es inevitable es que la alocución que la políticapopular pronunciará siete días antes del Viernes de Dolores en laCatedral pucelana, será mucho más recordada por la discusión generadaque por el mensaje cristiano transmitido, primer objetivo de cualquierproclamación con raíz en la Iglesia Católica.
Manuel González García
Twitter: m_gonzalezgcia
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