"Una España increible"

30 de Mayo de 2012
 "Una España increible"
"Una España increible"
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Soy un ciudadano europeo y desde algún país del viejo continente contemplé como el informativo vespertino de una cadena de televisión generalista en España arrancaba, en una de las semanas más comprometidas para la economía hispana, comentando en sus titulares la parodia de unos guiñoles franceses en la que se mofaban de Casillas, Nadal y Contador. Me contaron que la noche anterior en Twitter se debatió ampliamente el último episodio de un programa en el que varios jóvenes se jactan de su holgazanería. Además, leí a través de la red que días antes se jugó en la capital de España, Madrid, la final de la Copa del Rey –a la que no acudió Juan Carlos I– y que en ese partido se pitó considerablemente el himno nacional y se insultó generalmente a la presidenta de la comunidad autónoma madrileña sin que su compañero, el lehendakari Patxi López, ni ninguno de los presidentes de los clubes participantes condenaran ninguna de estas actitudes. Conforme iba conociendo las noticias de España, me interesaban más las características de los españoles y la actualidad que brotaba desde el estado ibérico. Incluso polemizaban en torno a si eran una nación o diecisiete.
 
Por este motivo, leí algunos periódicos en su edición digital y me percaté de que los dos principales partidos políticos, el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, estaban muy enfrentados y no solían ponerse de acuerdo ni en situaciones de urgencia, aunque excepcionalmente encontraban posiciones comunes para evitar una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados en la que se pretendía verter luz sobre el agujero económico hallado en uno de los principales bancos del país. También estas dos formaciones solían, en determinadas ocasiones, unirse con el objetivo de mantener los privilegios de los políticos, para frenar las reformas a la ley electoral o en el caso de que se intentara examinar su financiación.
 
A medida que me documentaba acerca de las peculiaridades españolas, necesitaba saber más y por eso me adentré en el deporte, uno de los recursos más exportados. Advertí que los clubes de futbol más potentes de la Liga debían a la hacienda pública alrededor de mil millones de euros en unas circunstancias de recortes generalizados en otros ámbitos. Tal vez no lo comprendí correctamente, puesto que a los afectados no parecía importarles demasiado, pues pagaban gustosamente más de cien euros por asistir a los encuentros de fútbol de la Primera división. Y causaban escándalo las revelaciones sobre amaños en Italia mientras la jerarquía del balompié difuminaba cualquier atisbo de sospecha en la competición doméstica.
 
La última noticia que observé en un medio de comunicación español recogía unas declaraciones del presidente Mariano Rajoy defendiendo la credibilidad de su país al resto de Europa y confirmando a Bruselas y al Banco Central Europeo que España cumpliría los objetivos de déficit y satisfaría las deudas contraídas. Me complació su intervención y la seguridad que exteriorizaba, pero, después de todo lo relatado anteriormente, no pude creerlo.

 

Manuel González García
Twitter: m_gonzalezgcia
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