Lucena se sumó este año a la conmemoración del Día Mundial del Medioambiente con una iniciativa que, aunque modesta en cifras, resuena con fuerza por su carga simbólica y educativa. Apenas una docena de ciudadanos se reunieron en los alrededores de la Estación y la Vía Verde, dos espacios habituales de ocio y esparcimiento, para participar en una acción directa contra uno de los problemas ambientales más invisibles y persistentes: la basuraleza.
El término, acuñado para referirse a la basura que invade nuestros espacios naturales, cobra todo su sentido en este contexto. Y es que en tan solo 30 minutos, los voluntarios consiguieron recoger más de 14 kilos de residuos: 3,25 kg de envases plásticos, 0,25 kg de papel, 3,75 kg de vidrio y 7,5 kg de residuos no reciclables.
Entre los "hallazgos" figuran toallitas húmedas, colillas, latas y botellas de plástico, residuos que no solo contaminan el entorno, sino que tardan décadas, e incluso siglos, en degradarse por completo.
#SeTeHaCaído: una llamada de atención urgente
Esta recogida forma parte del Proyecto Libera, una iniciativa impulsada por la ONG SEO/BirdLife en colaboración con Ecoembes, con el objetivo de liberar a la naturaleza de aquellos residuos que nunca debieron estar allí. La campaña, bajo el lema #SeTeHaCaído, apela directamente a nuestra responsabilidad individual: “Cuando a alguien se le cae algo, le avisamos. Pero... ¿qué pasa cuando se cae basura?”.
La reflexión es clara y directa. El 80% de los residuos que acaban en el mar provienen de los que abandonamos en tierra firme. Y sin embargo, todavía se percibe como algo ajeno, casi inevitable. Pero no lo es.
Una realidad que nos interpela
El dato de participación —una docena de personas— es revelador. Pone sobre la mesa la urgente necesidad de ampliar la conciencia ambiental en la ciudadanía. Porque si solo 12 personas, con 30 minutos de su tiempo, pueden retirar 14 kilos de residuos, ¿qué podríamos lograr si se sumaran cien, mil o todos los vecinos de Lucena?
Este tipo de acciones son un punto de partida. No se trata solo de limpiar, sino de cambiar el chip: pasar del “no lo cojas, es basura” al “no lo tires, es basura”. Es una transformación cultural, un cambio en la forma en la que entendemos el entorno natural y nuestra relación con él.
De la basura al recurso: otro modelo es posible
El mensaje final es esperanzador. Cada residuo que recogemos es un paso hacia un futuro más limpio y sostenible. Pero el objetivo no puede limitarse a limpiar lo que otros tiran. Debemos aspirar a un modelo circular, donde cada material tenga una segunda vida y nuestra huella sobre el planeta sea cada vez más leve.
En palabras del Proyecto Libera, “es hora de liberar a la naturaleza de basura. Si #SeTeHaCaído, recógelo”.
Para más información sobre la campaña y cómo participar: proyectolibera.org