La abuela Araceli y sus 9 horas sin ambulancia

Teresa Alonso Montejo
08 de Febrero de 2023
Hospital Infanta Margarita de Cabra

La abuela Araceli pinta en sus canas 88 años de una vida vertiginosa. 88 años que bien pudiéramos presentar aquí como el resumen de lo que ha sido, lo que es, esta España. La guerra le pilló siendo una niña de esas que engañaban el estómago con lo que buenamente encontraba a las faldas de la sierra de Aras. Supo lo que era trabajar cuando aprender a leer y escribir debieron ser su única lección. Creció con el trabajo y el esfuerzo tatuados en los labios y el convencimiento de que tenía que dar a sus hijos lo que ella no había podido tener.

Hija de su generación, caminó por el aperturismo y aquella incipiente sociedad del consumo mientras hacía equilibrios entre la maternidad y ocasionales trabajos no cotizados. Con la Transición suspiró y envejeció disfrutando viendo que sus hijos, ya en una España en color, vivían sin estrecheces. Por no hablar de sus nietas, esas que estudiaban en escuelas con calefacción y recorrían en bici la plaza Nueva con la edad que ella se puso a trabajar.

La abuela Araceli ahora no pasa hambre ni frío. Si la memoria no le fallara, le parecería mentira cómo ha cambiado España. Si alguien merece una compensación vital con esto que llamamos el estado del bienestar, esa es, sin duda, la abuela Araceli. Y con ella, todas las abuelas y los abuelos, cuyas arrugas en sus rostros agradecidos son suficientes argumentos para que nosotros madruguemos peleando por una España en igualdad, sin los de arriba y los de abajo, sin los que tienen para pagarlo y los que no.

A la abuela Araceli le recetaron hace unos días 9 horas de espera de una ambulancia. Varios días ingresada en el Hospital Infanta Margarita y cuando, por fin, llegó el alta médica, la ambulancia no llegaba. Araceli no reclama, no se queja. No puede. Como muchos de su generación, sobrellevan el día a día entre servicio de dependencia, residencias o estancias diurnas y muchas horas de familiares, hijas e hijos, principalmente.

A la abuela Araceli le recetaron hace unos días 9 horas de espera de una ambulancia. Varios días ingresada en el Hospital Infanta Margarita y cuando, por fin, llegó el alta médica, la ambulancia no llegaba

El caos organizativo y la falta de recursos se apoderan de nuestro servicio sanitario público, ese que tanto ha visto crecer la abuela Araceli durante su vida y que ahora ponen en jaque. Ese que da síntomas de desvanecimiento por decisiones cada vez más apartadas del interés general.

Son horas de espera de ambulancia, pero también son días, incluso semanas, sin poder coger una cita para tu médico de cabecera o el pediatra de tu hijo. Y meses de lista de espera, no ya para una operación, sino simplemente para que te vea un especialista. Si puedes, te comentan, mejor pasar por caja y pagarte otra sanidad, la que cada año recibe más dinero público para el beneficio de sus dueños, a costa de nuestros hospitales y centros de salud públicos. Los nuestros, los que entre todos y todas ya mantenemos vía impuestos.

En 2022, Andalucía fue la segunda comunidad autónoma por la cola en gasto por habitante en Sanidad. 1.388,86 euros por cada andaluz. Sólo nos empeora Madrid (1.300,55 euros), según los datos aportados de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública. El 65% de los pacientes andaluces que piden cita en Atención Primaria han de esperar más de una semana para la consulta, siendo la Comunidad con peores cifras. A la cola estamos también en profesionales, médicos y enfermeros de atención especializada por cada 1.000 habitantes.

Mientras la abuela Araceli esperaba su ambulancia, la responsable médica del Área de Gestión Sanitaria se despachaba en la televisión local poniendo el horizonte para el hospital de Lucena en no antes de 2030

Para 2023, el presupuesto andaluz en conciertos, externalizaciones y contratas se incrementa en más de cuatro veces respecto a lo que aumenta el presupuesto global, para terapias quirúrgicas, más de diez veces en oncológicas y más del doble en servicios diagnósticos. En total, 558 millones de euros en derivaciones a centros privados, como ha puesto de manifiesto CCOO Andalucía.

Mientras la abuela Araceli esperaba su ambulancia y le cambiaban el gotero en el hospital egabrense, la responsable médica del Área de Gestión Sanitaria Sur de Córdoba se despachaba en la televisión local poniendo el horizonte para el hospital de Lucena en no antes de 2030. Y de las inversiones en nuestros dos centros de salud de nuestra ciudad, anunciadas en 2021, ni saben ni contestan.

Teresa Alonso Montejo. Concejala del PSOE en Lucena

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