OPINIÓN: Si no mueren de amores, por Manuel Guerrero Cabrera

04 de Noviembre de 2020

Aún permanecen en la retina las imágenes de los disturbios de este pasado fin de semana en varias ciudades. Aunque soy pacífico, estaría dispuesto a liarla si no me permitieran dar besos y abrazos a mis seres queridos porque no son convivientes, pero me parece que no son por esto los motivos de tanto tumulto. Ya lo dijo el poeta: «Tristes guerras / si no es amor la empresa». Y es que lo de que toda la culpa es de la ciudadanía no termina de creerse. Por supuesto que hay gente irresponsable e inconsciente, pero también porque el Gobierno (y la oposición, que la política española es un sindiós) están a lo suyo, enzarzándose en disputas que obvian la situación actual, planteando y debatiendo asuntos que, lejos de aparentar normalidad, parecen obviar la realidad de fuera del congreso. Ojalá se quedará en «Tristes armas / si no son las palabras», pues el pandemonio va pasando del hemiciclo a la calle, pero la clase política sigue a lo suyo: en las redes, te salen unos echando la culpa a los neonazis y a la derecha, u otros haciendo lo propio con la izquierda más intolerante y hostil del país, véase a Echenique o a Ndongo, distintas caras de la misma canallesca moneda; para esta gente es más importante señalar de qué signo son los maleantes y no lo que han hecho. Está claro que se necesitan para crear tensión, para apretar a los que están entre sus extremos. 

Así que, en un momento en el que el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, que yerra más que una escopeta de feria, recomienda no besarse ni abrazar ni acercarse a quienes quieres, hay que volver al bolero, a la canción del amor y del desamor. ¿Acaso no es una revolución brutal lo de entonar Bésame mucho? En este penoso 2020 en el que se cumplen quince años de la muerte de su creadora, Consuelo Velázquez (1916-2005), nos viene como anillo al dedo, o el labio al labio. Ella confesaba que la había escrito antes de recibir un beso de amor, así lo confirma la Premio Cervantes Elena Poniatowska, a quien se lo dijo. ¿Y acaso cuántos empezarán a creer, con tanto quedarse en casa, aquello de Solamente una vez? Cincuenta años pasan desde la muerte de su autor, Agustín Lara (1897-1970), que la escribió hace sesenta. Lara también es autor de temas tan cantados como Noche de ronda o la arrebatadora Piensa en mí

 

Si tienes un hondo penar,

piensa en mí.

Si tienes ganas de llorar,

piensa en mí. 

Ya ves que venero

tu imagen divina,

tu párvula boca

que siendo tan niño

me enseñó a besar. 

 

Este bolero se escribió en 1935, el mismo año que nació Armando Manzanero, cuyos temas han podido escuchar las generaciones más jóvenes, aunque los de siempre son los inolvidables: Esta tarde vi llover, Esperaré, Somos novios, Contigo aprendí o Voy a apagar la luz, con algunos versos tan apropiados para estos días:

 

Allí donde todo lo puedo, donde no hay imposibles.

Que me importa vivir de ilusiones si así soy feliz.

 

Al igual que esos vándalos que, cuando se apaga la luz del día, salen, no hay imposibles y viven en su ilusión, una de destrucción y pillaje. Por ello, hay que reclamar el amor, como en los boleros o como en los versos de Miguel Hernández:

 

Tristes hombres,

si no mueren de amores.

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